Zamora acoge una exposición de fotos de la historia de España en el primer tercio del siglo XX de Alfonso Sánchez García

Actualizado: viernes, 23 mayo 2008 14:38

ZAMORA, 23 May. (EUROPA PRESS) -

La Biblioteca Pública del Estado de Zamora acoge desde hoy y hasta el próximo 29 de junio una exposición de fotografías de Alfonso Sánchez García (1880-1953) de las que 80 son absolutamente nuevas, sólo conocidas por los lectores de las publicaciones de la época en la que fueron publicadas, en el primer tercio del siglo XX.

Entre ellas, algunas verdaderamente extraordinarias, como la del discurso de la Corona de Alfonso XIII (1916), la capilla ardiente de Joselito (1920), la repatriación de los prisioneros españoles hechos por Abd-el-Krim (1923), el discurso de Manuel Azaña durante el acto de creación de Acción Republicana (1925), el Consejo de Guerra del capitán Sediles y los sublevados de Jaca (1930), o la estampa tristísima de Julián Zugazagoitia y Largo Caballero tras las rejas de la Cárcel Modelo (1934).

Otras nunca se habían publicado, y permanecían guardadas en el rincón más oculto del archivo, como las estremecedoras imágenes del Consejo de Guerra y fusilamiento del general Fanjul (1936), o las tomadas en el interior de la cárcel de Porlier (1939).

Se trata de una exposición única que muestra la realidad social, política y cultural de Madrid y la España de su tiempo, desde el desastre del 98 hasta los días inclementes de la primera posguerra.

La firma Alfonso apareció por primera vez en la prensa, en 1904, cuando el célebre periodista Julio Burell llamó a Alfonso Sánchez García para dirigir la sección de fotografía del diario El Gráfico. Desde entonces la celebridad no hizo más que crecer, tras sus celebrados reportajes de la revolución portuguesa (1909), las sucesivas campañas de Marruecos (1909-192l), la ejecución del tristemente célebre capitán Sánchez (1913), la Huelga General (1917), el vuelo del Plus Ultra (1926), las sublevaciones de Jaca y Cuatro Vientos (1930), o la jubilosa proclamación de la República (1931).

Cuando en 1923, el general Primo de Rivera dejó en suspenso la Constitución, todas las publicaciones gráficas se disputaban su trabajo, pese a su conocida vinculación con La Libertad, El Sol, y otros diarios republicanos y democráticos de la época. Nadie le discutía entonces un lugar de privilegio en la jerarquía laboral del periodismo gráfico madrileño, gracias a su talento para el reportaje, a su natural instinto y penetración, su sorprendente ubicuidad, y una afición por su oficio que le distinguió del resto de sus colegas.