La monjas benedictinas de Manacor que quedaron en paro tras la crisis de Majórica progresan con una marca de confituras

Actualizado: domingo, 9 septiembre 2007 15:18

En los últimos siete años han lanzado 27 variedades distintas, algunas tan exóticas como 'Chocotá', con gran acogida en Alemania


PALMA DE MALLORCA, 9 Sep. (EUROPA PRESS) -

Las monjas benedictinas del Monasterio de la Santa Familia de Manacor (Mallorca), que hace siete años quedaron en paro tras la crisis que experimentó la fábrica de perlas cultivadas Majórica, progresan actualmente gracias a la buena acogida que está teniendo una línea de confituras y conservas artesanales, que, desde hace un mes, se vende en el 'Club del gourmet' del Corte Inglés.

Así lo manifestó a Europa Press la abadesa de esta congregación, Margalida Antònia Lliteras, integrada por nueve hermanas, de las que sólo cuatro se dedican a la realización de los productos alimentarios para venta, y cuentan ya con 27 variedades de confituras y casi una decena de conservas, de las que confeccionan hasta las etiquetas, con la marca 'Monges Benedictines, productes artesans'.

Respecto al origen de esta iniciativa, Lliteras comentó que, según la regla de San Benito, "tenemos que trabajar y sostenernos económicamente, al mismo tiempo que contribuir a la comunidad", por lo que, tras perder el trabajo en Majórica se produjo a su vez una crisis en el monasterio, hasta que "una amiga nuestra que hacía cestas de regalos navideños nos sugirió que hiciéramos confituras" para ella.

Las benedictinas de Manacor se pusieron en marcha y lanzaron poco después su primera especialidad, la mermelada de higo confitado, que, como las que fueron creando posteriormente, está elaborada a partir de fruta y azúcar, "sin conservantes ni aditivos", que se fue dando a conocer por ferias artesanales y de productos alimenticios biológicos, en las que empezó a ser apreciada por el público, recordó la abadesa.

Poco a poco se fueron incorporando otros sabores, como el llamado 'Chocotá', de naranja y chocolate, "que tiene mucha salida en Alemania", apuntó la responsable de la congregación; así como los de manzana y kivi, naranja amarga, naranja y güisqui, plátano y naranja, mandarina, calabaza, pomelo, limón y, los más especiales, el de 'prunes de frare', que es la confitura más antigua que se conoce en Mallorca, y el albaricoque 'sol y serena', que "se hace sola" después de 50 días en una intemperie controlada.

A todo ello, aún cabe agregar una incipiente pero ya atractiva variedad de conservas, todas ellas vegetales, entre las que se encuentran varios patés, de olivas 'trencadas', olivas negras, tomate, tomate con aceite, granada agridulce, y un preparado de pimiento, que "está de moda comer con queso", apuntó la abadesa .

NINGÚN SECRETO

Para Margalida Antònia Lliteras las confituras y conservas que elabora su comunidad "no tienen ningún secreto, sólo hacer las cosas bien hechas". Para conseguirlo, nunca hacen más de doce kilos al mismo tiempo, que es la capacidad de la mayor olla con que cuentan en el monasterio y, además, "dejamos la fruta toda la noche en azúcar y, por la mañana, la comenzamos a hervir", en proceso que se prolonga durante 24 horas y en el que la paciencia es la clave.

Además de estar a la venta en el 'Club del gourmet', las especialidades de 'Monges Benedictines, productes artesans' también se encuentran ahora en tiendas solidarias o que se dedican a vender productos monásticos de Palma y Barcelona, mientras que en las poblaciones mallorquinas de Manacor y Valldemossa se pueden encontrar en algunos supermercados.

Por si fuera poco, una empresa alemana que se dedica a la importación de productos alimentarios selectos distribuye las confituras y conservas de las monjas manacorenses en el país germano, donde también han encontrado una buena acogida.