BARCELONA, 26 Nov. (EUROPA PRESS) -
Barcelona ha abierto este lunes al público el pesebre de la plaza Sant Jaume, que este año consiste en tres grandes bolas con cristal en la parte frontal --hechas a semejanza de las que se cuelgan en el árbol--, cada una de las cuales contiene una escena religiosa con figuras tradicionales, a modo de diorama.
Su diseñadora, Rosa Ros, lo ha definido en declaraciones a Europa Press como una combinación de la "modernidad exterior" de las bolas y la tradición de grandes clásicos de la pintura catalana: la Anunciación se inspira en Santiago Rusiñol; la llegada de los reyes magos, en las salinas de Ramon Martí Alsina y el Nacimiento evoca a Joaquim Mir.
La opción de las tres bolas es un "homenaje" al diorama de pesebre, creado por Antoni Moliné y que este año celebra su centenario, adaptando a un diseño moderno las tradicionales cajas cuadradas en las que se reproducen las escenas en tres dimensiones.
Otro contrapunto tradicional a la innovación exterior son las figuras, hechas con los moldes de la fábrica de imágenes religiosas de los hermanos Vayreda, ambos pintores y uno de ellos también escritor, creada en Olot en el siglo XVIII.
Más allá de los personajes religiosos, el decorado del interior de las esferas es austero, con cierta concordancia con el minimalismo exterior --la Anunciación es la escena más alegre y con más vegetación--.
Según un comunicado del consistorio, el alcalde, Xavier Trias, ha visitado a mediodía de este lunes el pesebre, acompañado del quinto teniente de alcalde y responsable de Cultura, Jaume Ciurana.
Este miércoles, alrededor de las 18.00 horas, unos 300 trabajadores de la empresa pública Parcs i Jardins --según los propios movilizados, a los que se han añadido trabajadores de la iluminación pública-- han protestado por los recortes salariales, reprochando a Trias que se haya "escondido" al no inaugurar el pesebre, como es habitual cada año.
OPINIONES
Los primeros visitantes del pesebre, situado frente al Ayuntamiento, lo consideran mayoritariamente un tanto frío --la aceptación es menor, en general, a más edad de los preguntados-- y se decantan por la propuesta del año pasado, con figuras más grandes y al aire libre.
Los niños se entretienen observando dos muñecos de ovejas que franquean la entrada al espacio del pesebre --que está vallado y tiene música y unas discretas luces-- y les gustan los dioramas de bolas de Navidad.
Precisamente el reflejo que producen los cristales cuando les da el sol es otro aspecto destacado, ya que obliga a acercarse para ver con claridad las figuras, un efecto que Ros asume al valorar que el pesebre es "más bonito y mágico" de noche, cuando se ilumina.
