Cs pierde 30 diputados, casi 20 puntos de voto y el liderazgo del constitucionalismo

El candidato de Cs a la Presidencia de la Generalitat, Carlos Carrizosa
El candidato de Cs a la Presidencia de la Generalitat, Carlos Carrizosa - CS
Actualizado: domingo, 14 febrero 2021 23:08

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   El partido obtiene 5 escaños por Barcelona, 1 por Tarragona y pierde los de Lleida y Girona

   BARCELONA, 14 Feb. (EUROPA PRESS) -

   La candidatura de Cs liderada por Carlos Carrizosa ha perdido en estas elecciones 30 diputados, casi 20 puntos de voto y el liderazgo del constitucionalismo, que ahora ostenta el PSC, y de la derecha constitucionalista que tiene Vox, con el 95,2% del voto escrutado.

   En estas elecciones, Cs pasa de primea a séptima posición con un total de 141.964 votos y 6 diputados, un resultado muy por debajo de los 36 escaños de las elecciones de 2017, con el 95,7% escrutado.

   La fuerza ganadora de los comicios de 2017 perdería 30 diputados y se quedaría con seis: 5 por Barcelona --de los 24 de 2017--, 1 por Tarragona --de los 6 de los pasados comicios-- y ninguno ni por Girona ni por Lleida --cuando en 2017 obtuvieron 4 y 3 respectivamente--.

   Por lo que respecta al porcentaje de voto, Cs ha conseguido casi un 6% --5,56%-- del total de los votos de este 14F, tras haber ganado los anteriores comicios catalanes con un 25,35%.

   Teniendo en cuenta los resultados, entrarían al Parlament por Barcelona el candidato Carlos Carrizosa, la número 2, Anna Grau, el número 3, Nacho Martín Blanco, secretaria general de Cs y número 4, Marina Bravo, y el hasta ahora vicesecretario segundo del Parlament y número 5 de la lista, Joan Garcia; y por Tarragona el candidato Matías Alonso.

   A lo largo de la campaña, Carrizosa estuvo animando a la movilización del voto constitucionalista para forzar, en sus palabras, un pacto con el candidato del PSC, Salvador Illa, pero los resultados de la noche electoral dejan lejos esta posibilidad --ya que se necesitan 68 escaños y ambas formaciones tan solo sumarían 39--.

LIDERAZGO TRAS EL 1-O

   Con la polarización que provocó el 1-O, la declaración de independencia y la aplicación del 155, Cs logró la victoria en 2017 concentrando parte del voto contrario a la independencia con unos resultados históricos: 36 diputados y más de un millón de votos.

   Sin embargo, el partido entonces liderado por Inés Arrimadas no fue capaz de traducir esta victoria electoral en una alianza parlamentaria y el independentismo hizo valer su mayoría absoluta para repetir en el Govern, aunque la formación naranja ha sido el principal partido de la oposición en la Cámara catalana durante toda la legislatura.

   La marcha de Arrimadas al Congreso, el declive de resultados en las elecciones generales y la dimisión de Albert Rivera al frente del partido empezaron a desgastar a Cs también en Catalunya y no ha podido revertir los malos resultados que auguraban las encuestas desde hace meses.

   Con Arrimadas al frente, estas elecciones suponían un punto de inflexión en el partido, especialmente porque ella es catalana y porque había obrado los mejores resultados del partido en una comunidad autónoma, y la debilidad en la que le sitúan estos resultados en Catalunya, dejan al partido siendo solo determinante en Andalucía y Madrid.

   La candidatura de Carrizosa ha buscado durante la campaña situarse como el principal partido constitucionalista y apelar al voto útil que logró aglutinar en 2017, esta vez para evitar otro gobierno independentista o un tripartito, y a la vez ha tendido la mano a los socialistas para formar gobierno.

CAMBIO DE RUMBO

   Antes de la campaña, el partido naranja trató de dar un golpe de efecto, primero situando a Carlos Carrizosa como candidato en sustitución de Lorena Roldán, que había sido escogida presidenciable por primarias y ha acabado abandonando el partido para presentarse con el PP, y después planteando una coalición constitucionalista con el PP y el PSC, que no fructificó.

   Además, el denominado 'efecto Illa', que ha concentrado en el PSC parte del voto constitucionalista para competir con el independentismo que en 2017 fue para Cs, y la irrupción de Vox en el Parlament, ha acabado de debilitar a la candidatura de Carrizosa y ha devuelto al partido naranja a una posición similar ala que tenía antes de la polarización y los años de más tensión del proceso independentista.

   De hecho, Cs ha obtenido peores resultados que en 2012, cuando Rivera logró 9 diputados, en el que fue el inicio del auge del partido naranja en Catalunya: tres años más tarde, ya con Arrimadas como candidata, subieron hasta los 25 escaños y en 2017 hasta los 36, y se acerca a los tres con los que irrumpió en el Parlament en 2006 y que mantuvo en 2010.

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