BARCELONA, 18 Nov. (EUROPA PRESS) -
Creu Roja en Catalunya, Cáritas Diocesana y la Xarxa per la Sobirania Energètica han pedido este martes que acaben los cortes de suministro de servicios básicos sin aplicar el principio de precaución, y han lamentado las dificultades de los usuarios para acceder a ayudas para hacer frente a las dificultades en los pagos.
En una comparecencia en la Comisión de bienestar, familia e inmigración en el Parlament, el coordinador de Creu Roja en Catalunya, Enric Morist, ha pedido que "por dignidad" no se corten suministros básicos, y ha pedido más corresponsabilidad de las compañías suministradoras y mayor información para acceder a las bonificaciones y prestaciones de empresas y administraciones.
Un aspecto en el que también ha incidido la jefa del programa 'Sin hogar y vivienda' de Cáritas Diocesana de Barcelona, Teresa Bermúdez, quien ha pedido, como medida más inmediata a la espera de articular normativas, no cortar los suministros básicos sin alertar a los servicios sociales y tener su autorización: "No se puede cortar sin saber qué pasa y a quién afecta".
La miembro de la Xarxa per la Sobirania Energètica Maria Campuzano ha solicitado un mínimo de servicios a las familias con vulnerabilidad, y ha sostenido que están a la espera de que la Generalitat vuelva a convocar la Mesa de la Pobreza, de la que solo conocen la propuesta de un fondo que "no se sabe si tendrá capital público o privado".
Bermúdez ha señalado que no se ataca el problema de raíz, ha remarcado que "pobresa energética es pobreza" y que compartimentarla hace más difícil su abordaje, y ha pedido que continúe la movilización social porque de esa misma manera se han cambiado aspectos de alguna ley.
Las entidades han criticado la fragmentación y la dificultad de acceso a las ayudas, lo que crea "inseguridad, vergüenza y culpabilidad" a los usuarios, ha explicado Bermúdez, mientras que Morist ha lamentado que acceder a las ayudas sociales de una empresa es una 'ginkana'.
Los tres comparecientes han remarcado que el bono social es un instrumento "insuficiente" para encarar la situación, y han criticado que todavía no exista una definición clara del consumidor vulnerable.
