Mil hectáreas menos de bosque en la zona quemada en Catalunya en el incendio de 1998

Zona boscosa alrededor del santuario del Miracle, en Riner (Lleida)
CTFC
Publicado: miércoles, 18 julio 2018 18:52

En tres días ardieron 27.000 hectáreas

LLEIDA, 18 Jul. (EUROPA PRESS) -

Mil hectáreas de bosque, de las 20.000 que ardieron en el gran incendio de los días 18, 19 y 20 de julio de 1998 en las comarcas del Solsonès del Bages y la Segarra (Lleida), no volverán a ser superficie boscosa, ya que se han dedicado a otros cultivos.

El jefe del grupo de Política Forestal y Gobernanza del Riesgo del Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya (CTFC), Eduard Plana, ha explicado a Europa Press que los ingresos extra generados por la venta forzosa de pinos quemados fortaleció la incipiente apuesta por la producción porcina y aumentó la superficie dedicada a cereales y otros cultivos.

Según Eduard Plana, aquel incendio, en el que ardieron 27.000 hectáreas, 20.000 de ellas de bosque y otras de otros cultivos, reafirmó la necesidad de abordar la gestión del riesgo de grandes incendios desde una perspectiva integral, donde la agricultura y las actividades agrarias son una pieza clave a la hora de mantener los paisajes menos vulnerables a las llamas.

La superficie de robles y encinas se está recuperando con más velocidad que la de pinos, al ser una especie que necesita un poco de sombra, su regeneración avanza bajo las copas de los robles, encinas y los pinos aislados que no quemaron.

ROMPIÓ EL EQUILIBRIO ECONÓMICO

Para Plana, el incendio rompió el equilibrio económico de las familias del territorio que vivían de la ganadería y de la agricultura y que recurrían a los ingresos forestales generalmente para gastos extraordinarios.

"El aporte extraordinario que permitió inversiones en ganadería ha llegado a costa de un activo importante que era el forestal, una pequeña hucha a la que los propietarios recurrían cuando tenían una necesidad e iban al monte a cortar madera", afirma.

"Este activo no volverá hasta que este bosque no vuelva a ser maduro, serán necesarios entre 80 y 100 años", concluye el jefe del grupo de Política Forestal y Gobernanza del Riesgo.

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