Piden entre 32 y 56 años de cárcel para cinco integrantes de una red que obligaba a mujeres rumanas a prostituirse

Actualizado: martes, 9 enero 2007 18:16

BARCELONA, 9 Ene. (EUROPA PRESS) -

El Ministerio Fiscal solicita penas de entre 32 y 56 años de prisión para cinco presuntos miembros de una red --dos hombres y tres mujeres-- que se dedicaba a traer jóvenes inmigrantes de Rumania prometiéndoles trabajo de camareras para luego obligarlas a trabajar como prostitutas en un club de Santa Margarida i els Monjos (Barcelona), bajo la amenaza de que debían saldar la deuda contraída con su viaje a España.

La trama se descubrió tras la denuncia de dos trabajadoras, ya que una de ellas consiguió comunicar a su familia su situación y éstos alertaron a las autoridades rumanas, quienes, a su vez, informaron de todo a la Policía española y se produjo la intervención en el local. Los agentes encontraron seis mujeres rumanas en el club, todas ellas sin permiso de residencia y de trabajo.

Los acusados de haber favorecido esta situación son el dueño del club 'Acapulco', Ricardo P.M.; la camarera y encargada del mismo, Montserrat L.F.; dos trabajadoras del local, Geanina T. y Elena M.L., también rumanas, quienes presuntamente controlaban y vigilaban a las chicas; y un hombre de la misma nacionalidad, Robert N.D., quien se ocupaba de captarlas y traerlas a España en su coche.

Durante la primera sesión del juicio, celebrada hoy en la Audiencia de Barcelona, todos los acusados negaron los hechos y el dueño del club y Robert N.D. mantuvieron, incluso, que no se conocían antes de su detención. Éste último manifestó que la única vez que estuvo en el club fue el mismo día de los hechos, cuando le llamaron para informarle de que Geanina T., con quien había iniciado una relación hacía unas semanas, "se había metido en un lío".

Robert N.D. relató que, a su llegada al local, dos policías de paisano le pidieron el pasaporte y le detuvieron, pero manifestó al Tribunal que estaba seguro de que una de las dos trabajadoras rumanas que denunció esta situación a la Policía lo había inculpado "para hacerme daño" porque se trataba de una ex novia.

Se da la circunstancia de que esta chica es una de las dos testigos que explicaron cómo las tenían obligadas a prostituirse para saldar la deuda de su viaje y que lo hacían bajo continuas amenazas de Robert N.D. y del propietario del bar.

PODÍAN ENTRAR Y SALIR "LIBREMENTE", SEGÚN LOS ACUSADOS.

Una de las trabajadoras procesadas, Geanina T., negó haber vigilado o controlado a alguna otra chica y afirmó que ella era "una más" ya que, según reconoció, tenía el pasaporte retenido por un hombre que la llevó hasta el piso de los acusados y no recibía su sueldo directamente porque éste iba destinado a cubrir los gastos de su llegada al país.

Asimismo Geanina T. explicó que ninguna de sus compañeras parecía "obligada" a nada y que podían entrar y salir "libremente" tal y como ella misma hacía cada vez que quedaba con Robert N.D., a quien dijo que conoció en una discoteca.

La segunda empleada acusada, Elena M.L., ratificó la versión de Geanina T. en cuanto a la libetad de la que gozaban en el club, pero admitió que ella cobraba cada mes lo que le correspondía de manos de la encargada del bar y desconocía si había alguna chica en la misma situación relatada por Geanina T..

Elena M.L. explicó que las trabajadoras se llevaban la mitad de cada copa que tomaban con los clientes --unos 12 euros--, que el precio por los servicios sexuales lo ponían ellas y que el dinero era para ellas, una vez habían pagado los 15 euros correspondientes al alquiler de la habitación del club.

Por otro lado, el dueño del local declaró que él ofrecía a las chicas la oportunidad de trabajar en el bar, pero que lo hacían sin ninguna obligación de horario y sin ningún tipo de norma impuesta por el establecimiento respecto al importe que debían exigir a los clientes por los servicios sexuales.

Además, Ricardo P.M. mantuvo que las chicas cobraban cada noche cuando hacían caja y era la encargada, Montserrat L.F., quién les daba a cada una lo que les correspondía. En su declaración, la procesada afirmó que muchas veces las chicas le pedían que ella misma cobrara a los clientes por los servicios sexuales "para evitar los regateos de algunos", pero que todo quedaba apuntado en un papel para poder "hacer cuentas" al final de la noche y darle a todas su dinero.

LOS TESTIGOS DECLARARÁN MAÑANA.

Los acusados se enfrentan a una condena de 12 años de cárcel cada uno por favorecer el tráfico ilegal de inmigrantes, a seis años por inducción a la prostitución y a 14 años por dos delitos de detención ilegal.

A estas penas hay que añadir los 21 años de cárcel que el fiscal pide para Ricardo P.M. y Montserrat L.F. por siete delitos de explotación de la prostitución y tres más por un delito contra los derechos de los trabajadores. A Robert N.D. se le acusa también de una falta de maltrato de obra por presuntamente haber golpeado a una de las denunciantes.

La Fiscalía pide también que se imponga a los acusados varias multas por dichos delitos, que ascienden a un total de 10.800 euros en el caso del propietario y de la encargada del bar, y que todos indemnicen a las dos víctimas, testigos protegidos en el juicio, con 20.000 euros por los daños morales ocasionados durante el tiempo que estuvieron trabajando en el club.

Tras las declaraciones de los cinco imputados, está previsto que el juicio continúe mañana con las comparecencias de los testigos propuestos por las partes, entre ellos, algunas de las trabajadoras del club 'Acapulco'.