Los talleres de las cárceles catalanas ocupan al 29% de los reclusos

Actualizado: jueves, 28 septiembre 2006 22:58

La Conselleria de Justicia tendrá en octubre otro centro de trabajo externo en Montmeló (Barcelona)

BARCELONA, 28 Sep. (EUROPA PRESS) -

Casi el 30% de los reclusos de Catalunya trabajan en los talleres de las presos o en el exterior a través del Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE). En total, trabajan 1.815 prisioneros de los más de 8.300 que había en diciembre de 2005, aunque sólo el 48% de la población reclusa puede trabajar.

De hecho, más de la mitad de los reclusos no trabajan por motivos de salud, edad, situación legal o simplemente porque no quieren. De los que lo pueden hacer, sólo trabajan el 52% debido a la falta de espacio en los talleres y por los pocos encargos de empresas e instituciones que recibe el CIRE, lo que provoca que haya muchos internos que tienen que esperar varias semanas antes de empezar a trabajar.

A pesar de estas cifras, el balance del CIRE es positivo, ya que desde 2003 el número de personas ocupadas ha pasado de 1.163 a más de 1.800, lo que supone un aumento del 56%. En jornadas de trabajo --que son de cuatro horas diarias--, el incremento ha sido todavía mayor, del 68,3%, pasando de 1.395 en 2003 a 2.348 este año.

Esto ha supuesto un aumento de la facturación del CIRE, que desde 2003 ha crecido un 43,8% y supone casi la mitad del presupuesto total.

Estos datos forman parte del estudio 'El trabajo en las prisiones', elaborado por el Centro de Investigación sobre Estudios del Trabajo y Vida Cotidiana, de la Universitat Autònoma de Barcelona, por encargo del CIRE y la Conselleria de Justicia.

El trabajo se basa en una encuesta a 691 internos que trabajan, lo que supone toda una novedad en Catalunya y España. Según la encuesta, el 40% de los internos relacionan de manera positiva el trabajo productivo y la reinserción, especialmente los que tienen un nivel educativo medio y superior.

Los más predispuestos a trabajar son los que tienen familia, los que ya tienen hábitos laborales previos al ingreso en prisión y los extranjeros. Además, el 80% de los que trabajan dicen que no dejarían de hacerlo aunque tuvieran otros ingresos.

Lo que impulsa a trabajar a los reclusos que pueden hacerlo es, básicamente, el sueldo que recibirán a cambio y el hecho de poder salir del patio de la cárcel. Un 35% lo hace para mantener la mente ocupada y 'no comerse el coco'. En cambio, los que no trabajan aducen que se dedican a actividades formativas o que el trabajo no reduce la condena --como pasaba con la anterior legislación penitenciaria.

Sobre el destino del dinero ganado, el 56% de los presos --sobre todo los que cobran menos-- aseguran que se lo gastan en cosas personales, el 19% lo envía a la familia y el 5% ahorra.

BAJOS SUELDOS, POCA CALIFICACIÓN.

Por otra parte, lo que más disgusta a los reclusos que trabajan es el sueldo, ya que el 60% de ellos lo consideran insuficiente. El salario medio es un 95,4% del salario mínimo interprofesional, lo que supone unos 10,04 euros cada cuatro horas sobre 10,52. La media mensual que puede cobrar un preso alcanza los 194 euros, en una horquilla que va de los 114 a los 336 euros, según la cualificación del empleo.

Casi la mitad de los reclusos trabaja unas 20 horas semanales, a razón de cuatro horas diarias. Sin embargo, un 30% trabaja 40 horas o más. El coordinador del estudio, Fausto Miguélez, explicó en este sentido que "el ritmo de trabajo no es radical" y que cada empleado tiene una productividad distinta.

Otro inconveniente es la poca cualificación del trabajo de los internos. Según el estudio, el 70% de los empleos son poco cualificados y más de la mitad, un 56,1%, se aprenden en menos de un día. Sin embargo, se considera que los trabajos poco cualificados son la "entrada" al trabajo en otros talleres más cualificados de la propia cárcel, que es la única forma de promoción.

Miguélez recomendó que tanto las jornadas laborales como los sueldos se "equilibren" y criticó la poca formación profesional de los empleados. Aunque se reconoce que el trabajo ayuda a la 'paz social' dentro de la cárcel y a la reinserción de los presos, todavía se desconoce cual es el grado de inserción laboral de los ex reclusos.

PRISIONES PENSADAS PARA TRABAJAR.

A la presentación del estudio, en la cárcel Modelo de Barcelona, acudieron el conseller de Justicia, Josep Maria Vallès; el secretario de Servicios Penitenciarios, Rehabilitación y Justicia Juvenil, Albert Batlle; y el gerente del CIRE, Adolf Cabruja.

Todos coincidieron en destacar la necesidad de la encuesta y señalaron la importancia que tiene el trabajo para los reclusos y su rehabilitación social.

Para el conseller, el trabajo, que será presentado a los encuestados, servirá para dar a conocer las cárceles a la sociedad, y para "corregir" errores, aunque admitió que la actual legislación "no pone fácil la rehabilitación".

Batlle opinó que "los muros de la cárcel son físicos y mentales", ya que la gente desconoce su funcionamiento. Para el secretario, donde hay "más camino por recorrer" es en la intervención laboral, que tendría que sumarse a la sanitaria, educativa y especializada.

Albert Batlle admitió que "cuando se construyeron las prisiones no se tenía ni idea de que serían centros de trabajo; en cambio, ahora, en las nuevas prisiones se da la máxima importancia" a esta cuestión.

Por su parte, Cabruja remarcó la importancia de llegar a acuerdos con las empresas para aumentar la producción y poder emplear a más reclusos.

Finalmente, el estudio recomienda aumentar los puestos de trabajo, especialmente en los servicios de la propia cárcel como la lavandería o la limpieza. También se apuesta por priorizar el trabajo de los internos que se encuentran en sus últimos años de condena.

NUEVO CENTRO DE TRABAJO EN MONTMELÓ.

Para aumentar la oferta de trabajo, la Conselleria de Justicia y el CIRE abrirán en las próximas semanas un segundo centro de trabajo externo, como el que ya existe en Raïmat (Lleida). El nuevo centro estará en Montmeló (Barcelona) y acogerá principalmente reclusos de Quatre Camins, en La Roca del Vallès.

Las nuevas instalaciones acogerán entre 30 y 40 presos, y se está en conversaciones con empresas para recibir encargos de producción.