¿Cuál el secreto de la buena digestión?

NYC: Alice Roi - Fall 2004 - Backstage
NYC: Alice Roi - Fall 2004 - Backstage - GETTY IMAGES / PETER KRAMER - Archivo
Actualizado: miércoles, 19 febrero 2020 15:37

   MADRID, 19 Feb. (CHANCE) -

¿Sientes tu estómago pesado cada vez que comes? ¿Pierdes pelo y no sabes el motivo? ¿Tu estómago hace un ruido un tanto extraño? Todas esas preguntas y alguna más las puedes responder la química y nutricionista Ángela Quintas en su nuevo libro, El secreto de la buena digestión.

Esta nueva publicación llega después del éxito de Adelgaza para siempre. En este libro, la autora indaga en los procesos químicos que se llevan a cabo en nuestro cuerpo desde que el alimento entra en nuestra boca.

Una serie de explicaciones que pueden ayudarnos a entender mejor el secreto de una buena digestión. Y es que muchas veces tenemos creencias heredadas que no nos ayudan nada, como el falso mito de beber agua con limón por las mañanas. En esta entrevista con la autora nos abre los ojos sobre lo que una buena digestión puede cambiar nuestra vida.

CHANCE: ¿Qué es una mala digestión?

Ángela Quintas: Una mala digestión es aquella que va seguida de reflujo, gases, hinchazón abdominal, dolor o malestar intestinal, estreñimiento/diarrea o alternancia de los mismos.

CH: Si siempre hemos tenido malas digestiones y hemos llegado a normalizarlas, ¿cómo podemos darnos cuenta de que nuestra digestión no es buena?

Ángela Quintas: Si después de comer notamos alguna incomodidad a nivel gastrointestinal, debemos saber que eso no es normal y el organismo nos está dando a entender de que algo no está funcionando correctamente. Si presentamos uno o varios síntomas como reflujo, gases, hinchazón abdominal, dolor o malestar intestinal, estreñimiento/diarrea o alternancia de los mismos nos estará indicando que algo no está funcionando bien. Tampoco debemos olvidarnos de esos otros síntomas que no relacionaríamos a primera vista con una mala digestión como problemas en la piel, dolor en las articulaciones, dolores de cabeza, ansiedad, depresión, cambios de humor, mucosidad excesiva o intolerancia a algún alimento, todos ellos también pueden ser indicativos de que hay un problema y habrá que buscarle una solución.

CH: ¿Cuáles son los remedios caseros más extendidos en la sociedad que creemos que son buenos para la salud y son todo lo contrario?

Ángela Quintas: Uno de ellos es el agua con limón, El agua con limón templada produce la erosión del esmalte dental y no posee las propiedades mágicas que se le atribuyen. El limón es un alimento muy ácido, al igual que el vómito, y produce la erosión y el desgaste del diente, empezando por el esmalte dental y pudiendo llegar incluso, en casos más avanzados, a la dentina. Si queréis consumir agua templada con limón a primera hora de la mañana, lo mejor es que lo hagáis con una pajita para que no toque el esmalte dental. Si lo hacéis no solo porque os gusta su sabor sino además por sus propiedades detoxificantes y para prevenir patologías, desengañaos, el agua con limón no las tiene. No existe ninguna evidencia científica de ello y nosotros ya tenemos órganos, como nuestros riñones, hígado y pulmones, que se encargan de detoxificar nuestro cuerpo.

CH: ¿Cómo la digestión puede influir en nuestra calidad de vida?

Ángela Quintas: Una mala digestión puede influir en muchos aspectos de nuestra calidad de vida, puede afectarnos tanto física como psicológicamente. Tener mal aliento, problemas digestivos (hinchazón, dolor, diarreas/estreñimiento...) nos pueden hacer sentir muy incómodos. También puede llegar a provocarnos migrañas, problemas en la piel como eccemas, intolerancias, obesidad y hasta depresiones. Todos estos síntomas pueden dificultar nuestro día a día.

ÁNGELA QUINTAS: "TANTO LA ELECCIÓN DE LOS ALIMENTOS COMO LA MANERA DE COCINARLOS JUEGAN UN PAPEL MUY IMPORTANTE PARA TENER UNA BUENA DIGESTIÓN"

CH: ¿Qué parte de responsabilidad tiene aquello que comemos? ¿Si no tenemos una buena digestión podemos cambiarla?

Ángela Quintas: Tanto la elección de los alimentos como la manera de cocinarlos juegan un papel muy importante para tener una buena digestión. Es importante que nuestra dieta esté basada en frutas, verduras, legumbres, harinas integrales, proteína baja en grasa, aceite de oliva, etc. No debemos olvidarnos de aportar a nuestra dieta la suficiente cantidad de fibra, mantener a raya las grasas saturadas, los azúcares añadidos y los alimentos ultraprocesados.

CH: Cuando empezamos a sentir malestar después de comer, muchas veces transcurren muchos meses hasta que nos dicen si tenemos alguna intolerancia, ¿qué podemos hacer mientras dura ese proceso de pruebas?

Ángela Quintas: Lo mejor que podremos hacer es escuchar a nuestro cuerpo, observar que alimentos que no nos sientan bien y eliminarlos de nuestra dieta hasta que mediante un análisis de intolerancia podamos certificar el grado de intolerancia que tenemos.

CH: Cada vez escuchamos que hay más gente con intolerancias como al glutén o a la lactosa, ¿esto por qué ocurre?

Ángela Quintas: La prevalencia de las intolerancias alimentarias tiene mucho que ver con nuestro estilo de vida, con los cambios en los hábitos alimenticios (auge del consumo de comida ultraprocesada, aditivos alimenticios, etc.). No debemos olvidarnos del aumento de las cesáreas, el momento del parto es cuando se produce el primer contacto del bebe con la microbiota que tiene la madre que se encuentra en su vagina. En España se produce un 25% de partos por cesarea cuando las recomendaciones se encuentran en torno al 15%.

¿ES NECESARIO DEJAR DE COMER GLUTEN O LACTOSA SI NO SOMOS INTOLERANTES?

CH: ¿Es bueno dejar de tomar lactosa o gluten aunque no tengas intolerancia?

Ángela Quintas: No es que sea bueno ni malo. Pero lo que es sin duda es innecesario. Si no tienes intolerancia a la lactosa o si no eres sensible al gluten o celiaco, si eliminas alimentos de tu dieta que contengan estos componentes no obtendrás beneficios como adelgazar, o quizás sí, pero no por la eliminación del gluten y la lactosa en sí, sino por toda la cantidad de productos ultraprocesados que dejarás de comer (sobre todo en el caso del gluten). Aunque también podría darse el caso contrario cuando se empieza a consumir alimentos ultraprocesados, sobretodo etiquetados como sin gluten (galletas sin gluten, pastas sin gluten, etc), ya que estos para mantener su palatabilidad, es decir, que nos siga gustando comerlos, suele aumentarse su contenido en grasas y azúcares, haciendo que engordemos.

En el caso de la lactosa muchas veces se eliminan los lácteos de vaca para sustituirlos por bebidas vegetales que en muchos casos están llenas de azucares añadidos.

CH: Se habla de que las bacterias de nuestro intestino influyen en la capacidad de pérdida de peso, ¿esto es cierto?

Ángela Quintas: Sí. Hoy en día existen diversos estudios realizados en ratones, que ya mencioné en Adelgaza para siempre, que han demostrado que la microbiota de los ratones con sobrepeso es diferente a la de los ratones cono normopeso.

Los estudios se realizaron con dos grupos de ratones axénicos (los nacidos en laboratorio en medios estériles y libres de microbiota). Al grupo A se le añadió microbiota de ratones con sobrepeso, y al B, microbiota de ratones con normopeso. A ambos grupos se los alimentaba con una dieta rica en grasas, ¿y qué creéis que ocurrió? Los ratones pertenecientes al grupo A se convirtieron en ratones obesos, mientras que los del B mantuvieron su peso estable. En los del primer grupo aumentó la grasa, disminuyó la tolerancia a la glucosa y se produjo una recuperación de la energía por parte de su microbiota.

CH: Ahora que se ha hablado mucho del ayuno intermitente, ¿es positivo para la salud? ¿Qué riesgos puede tener?

Ángela Quintas: Desde mi punto de vista el ayuno intermitente con el ritmo tan frenético que llevamos en las ciudades es difícil de llevar a cabo. No todo el mundo debería hacerlo y menos si no es bajo la supervisión de una especialista ya que pueden aparecer déficit de algún nutriente o incluso pérdida de masa muscular. Tendrían que tener mucho cuidado aquellas personas que tienen un trastorno en su conducta alimentaria.