Famosos ante la enfermedad: las dolencias que pudieron acabar con sus carreras

Avril Lavigne, Jessie J y Lindsay Lohan
Foto: CORDON PRESS
Actualizado: domingo, 12 abril 2015 15:38

MADRID, 12 Abr. (CHANCE) -

 

Hace una semana, Avril Lavigne nos sorprendía al hacer público el motivo de su larga ausencia de la esfera pública. La cantante confirmaba a la revista People haber estado postrada en cama cinco meses debido a la enfermedad de Lyme, una dolencia que hizo a la estrella musical temer por su vida.

   Sin embargo, la canadiense no es la primera ni será la última artista a la que un trastorno le ha obligado a abandonar su profesión y su vida normal de forma temporal. Al igual que autora de I'm With You, Alec Baldwin sufrió hace cuatro años también la misma infección bacteriana propagada por las garrapatas.

   Lindsay Lohan fue hospitalizada el pasado mes de enero en Londres debido a una recaída de la enfermedad de Chikungunya, contraída en diciembre durante unas vacaciones en Bora Bora. Fue la propia actriz  la encargada de hacerlo público en Twitter y de alertar sobre el uso de repelente contra mosquitos para paliar el contagio. Desgraciadamente para la niña rebelde de Hollywood no será la primera vez que pise un centro médico por la misma causa, ya que a día de hoy no tiene cura.

   Jessie J tuvo que abandonar hace unas semanas su gira australiana debido a los síntomas del síndrome Wolff-Parkinson-White, una afección cardíaca que podría obligarla a hacer todas sus actuaciones en playback. Desde entonces, la británica está recluida en su casa tomándose un buen descanso a la espera de lo que digan sus médicos.

   La rapera australiana Iggy Azalea no empezó el año 2015 con muy buen pie y eso que era una de las artistas más solicitadas. El motivo, un trastorno de articulación temporomandibular (ATM), que afecta a las articulaciones y músculos de la masticación y que impiden morder con normalidad. Una verdadera pesadilla cuando tu principal herramienta de trabajo es la voz.

   La estadounidense Anastacia regresó al trabajo hace pocos meses después de sufrir una recaída en febrero de 2013 del cáncer de mama que le fue diagnosticado hace doce años. La artista estaba a punto de embarcarse en su gira europea, It's A Man's World Tour, pero había otra batalla más importante que afrontar. "Me parte el corazón decepcionarles", dijo en un comunicado la autora de I'm Outta Love.

   Otra diva del R&B, Toni Braxton, se ha visto obligada a parar puntualmente su carrera debido la enfermedad autoinmune crónica, más conocida como lupus. La cantante fue diagnosticada en 2010, tuvo una recaída en 2012, que se complicó con la formación de coágulos en la sangre, y desde hace tiempo no se deja ver en saraos musicales.

   Hace ahora seis años, el siempre controvertido Prince nos dejó boquiabiertos al asegurar que un ángel le había curado de los ataques de epilepsia que le acompañaban desde su nacimiento. El autor de Purple Rain no dejó que los médicos le practicaran una operación para paliar la enfermedad, debido a que es testigo de Jehová y en una intervención así era inevitable el uso de las transfusiones de sangre. Este caso lo ponemos en cuarentena, porque con la excéntrica estrella musical nunca se sabe.

    La actriz y cantante de country Kristin Chenoweth habla habitualmente de la enfermedad de Ménière en las redes sociales. Esta dolencia es un trastorno en el oído interno que provoca fuertes vértigos, perdida de audición, sensación de presión en la cabeza y malestar. Hay que recordar que la polifacética artista sufrió un gravísimo accidente en el año 2012 durante la grabación de The Good Wife. Un equipo de luces cayó sobre su cabeza y sufrió fractura de cráneo, lesiones en el cuello, costillas y cadena, un accidente que la tuvo apartada del trabajo durante muchos meses.

   El pequeño de la saga Osbourne, Jack, anunció en junio de 2012 que padecía esclerosis múltiple remitente-recurrente, una enfermedad neurodegenerativa sin cura que, por ahora, no le ha impedido afrontar proyectos en televisión como productor ejecutivo.

   Emilia Clarke, con la que nos reencontraremos el próximo domingo 12 gracias al estreno de la quinta entrega de Juego de Tronos, apenas menciona la aneurisma cerebral que le diagnosticaron a principios de 2013 y de la que se hizo eco The National Enquirer en otoño de ese mismo año. A pesar de la gravedad de la enfermedad, la actriz que da vida a Daenerys Targaryen han mantenido una vida normal, sin rebajar el ritmo de trabajo en la serie de HBO.

   Todo lo contrario a lo que le sucedió en abril de 2013 a Catherine Zeta-Jones. La oscarizada actriz fue ingresada en un centro especial para tratar un trastorno de bipolaridad, que se le había detectado en medio del tratamiento de cáncer al que se estaba sometiendo su esposo, Michael Douglas. Tiene una película pendiente de estreno este 2015, sin embargo su ritmo de trabajo y sus apariciones públicas se han reducido drásticamente desde entonces.

   Terminamos con Frankie Muniz, uno de esos casos que los médicos califican como verdaderos milagros. El protagonista de Malcolm in the Middle sufrió el primer accidente cerebrovascular en diciembre de 2012 con solo 27 años, ictus que se repitió once meses después y del que todavía se está recuperando. A pesar de su frágil salud, el actor sigue en activo y aparecerá en la tercera parte de Sharknado.

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