Un reciente estudio nacional revela que el dolor físico y el psicológico están conectados. Este estudio publicado en la prestigiosa revista Journal of Affective Disorders, asegura que a pesar de que el 78% de los pacientes que padecen ansiedad o depresión sienten dolor, en más del 60% de los casos los síntomas dolorosos no se asocian ni con la ansiedad ni con la depresión.
En palabras del Dr. Luis Caballero, del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda, y uno de los autores del estudio: "los síntomas dolorosos pueden enmascarar el diagnóstico de depresión, sobre todo en el ámbito de la atención primaria. El paciente acude a su médico de cabecera por dolores y quejas somáticas asociadas o formando parte de un cuadro depresivo y generalmente sólo recibe un tratamiento analgésico que resulta ineficaz".
Este estudio también demuestra que la ansiedad es la segunda enfermedad mental más frecuente en atención primaria, siendo además los procesos dolorosos asociados a esta enfermedad serios impedimentos para llevar una calidad de vida adecuada y afectando de manera clara a la productividad laboral.
Para poner remedio a estos errores, tenemos que intentar identificar bien la raíz de nuestro malestar e intentar transmitirlo de la mejor manera a nuestro médico de cabecera. Como demuestra de forma clara este estudio, en multitud de ocasiones graves enfermedades psicológicas quedan camufladas bajo enfermedades físicas y debemos tener precaución porque un analgésico a veces no es suficiente para curar nuestras dolencias más intimas.
