Una protoestrella se alimenta a través de un remolino cósmico

Sistema protoestelar HH 111
Sistema protoestelar HH 111 - ALMA (ESO/NAOJ/NRAO)/LEE ET AL.
Actualizado: martes, 15 octubre 2019 13:12

   MADRID, 15 Oct. (EUROPA PRESS) -

   Observaciones con el telescopio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) han revelado un par de brazos en espiral en un disco de acreción alrededor de una estrella bebé.

   Curiosamente, estos aumentos de densidad en forma de espiral le dan al disco un aspecto de remolino espacial. Según sus descubridores, este hallazgo avala las teorías actuales del proceso de alimentación de los discos de acreción, y podría aportar información valiosa sobre los procesos de crecimiento y asentamiento de granos tan importantes para la formación de planetas.

   Los resultados del hallazgo se recogen en un artículo dirigido por Chin-Fei Lee, del Instituto de Astronomía y Astrofísica Academia Sinica (ASIAA) de Taiwán, que se publicará en la revista Nature Astronomy.

   "Gracias a la capacidad de resolución de ALMA, por fin logramos detectar un par de espirales en un joven disco de acreción presente alrededor de una estrella bebé. Estas espirales, cuya existencia se había predicho hacía tiempo, desempeñan un papel crucial en la transferencia de impulso angular. Esto permite al material del disco desplazarse en un movimiento giratorio hacia la joven estrella", explica Lee en un comunicado. "Nuestro hallazgo es un importante hito que contribuye a entender el proceso de alimentación de las jóvenes estrellas bebés".

   Las espirales detectadas en discos protoplanetarios alrededor de estrellas de edad más avanzada parecen haber sido generadas por la interacción con planetas bebés no observados. En este caso, en cambio, las espirales son generadas por la acreción de material proveniente de la nube molecular que rodea al disco.

   La protoestrella y su disco se encuentran en el centro de HH 111, un par de chorros supersónicos que emergen del núcleo de una nube molecular ubicada a 1.300 años luz de nosotros, en la constelación de Orión. La protoestrella tiene cerca de medio millón de año de edad, tan solo una diezmilésima parte de la edad de nuestro Sol, y su masa es un 50 % mayor que la del Sol.

   Una parte del flujo que atraviesa el disco para dirigirse a la estrella en formación se desvía y forma estos espectaculares chorros. En observaciones realizadas anteriormente a una resolución de 120 UA (unidades astronómicas), se detectó el disco de acreción orbitando alrededor de la protoestrella en un radio de 160 UA.

   Las nuevas observaciones realizadas con ALMA tienen una resolución de 16 UA, casi ocho veces superior. Con esta capacidad, los astrónomos lograron obtener una resolución espacial del disco. Así, detectaron un par de brazos en espiral a partir del brillo de emisiones térmicas provenientes de partículas de polvo concentradas allí.