Los bonobos también sienten repugnancia

Bonobo
KYOTO UNIVERSITY / CECILE SARABIAN
Actualizado: lunes, 4 junio 2018 13:13

   MADRID, 4 Jun. (EUROPA PRESS) -

   Incluso los bonobos pierden el apetito cuando sienten mucho asco. Estos primates, conocidos por sus actitudes liberales hacia el sexo, también son generalmente de mente abierta cuando se trata de nuevos alimentos, siempre y cuando el bocado esté limpio.

   Investigadores del Instituto de Investigación de Primates de la Universidad de Kyoto, en Japón, han descubierto que la curiosidad de un bonobo se transforma en precaución cuando los alimentos se presentan con o cerca de las heces, el suelo o los malos olores, como detallan en un estudio publicado en la revista 'Philosophical Transactions of the Royal Society B'.

   En la naturaleza, los parásitos y los patógenos están en todas partes, y muchos llegan a nuestros cuerpos al viajar junto con la comida, por lo que necesitamos una forma de detectarlos con la ayuda de nuestros diversos sentidos.

   "Los estudios actuales sugieren que los animales desarrollaron un sistema para protegerse contra tales amenazas, ahora conocido como el sistema de disgusto adaptativo --explica la investigadora Cecile Sarabian, autora principal del estudio--. Por ejemplo, los fluidos corporales son elicitores de disgusto universales en los humanos, y recientemente, publicamos evidencia de que existe la misma reacción en nuestros primos".

EVITAN LA COMIDA CONTAMINADA

   En una serie de experimentos, los científicos presentaron a los bonobos diferentes elecciones de alimentos con nuevos alimentos: contaminados con heces o tierra; cadenas de alimentos vinculados a un contaminante; comida previamente contaminada; o solo los olores de las heces o comida podrida.

   Aunque los bonobos se tragaron alegremente la comida limpia, evitaron con firmeza todo lo que estaba contaminado. Además, su sensibilidad hacia el riesgo de contaminación parecía disminuir a medida que se alejaba un alimento de la fuente de contaminación. Otro experimento demostró que es menos probable que los bonobos participen en actividades exploratorias, como tocar y probar sustratos, o incluso usar herramientas para lograr un objetivo, cuando se enfrentan con malos olores.

   "Estos resultados se ajustan a lo que uno esperaría si los bonobos tuvieran un sistema de repugnancia que impulse su toma de decisiones conductuales --dice Sarabian--. Sin embargo, es interesante que los bebés y bonobos jóvenes mostraron mucha menos precaución, igualando el comportamiento de los bebés humanos en contextos similares".

   Una hipótesis que tienen es que, si bien los bebés pueden enfermarse por este tipo de comportamiento, les ayuda a desarrollar su sistema inmunológico en un momento crítico de su desarrollo. El equipo aún tiene que concluir si los bonobos expresan disgusto de una manera que podamos reconocer, pero planean continuar su investigación y analizar más a fondo los orígenes de repugnancia en los humanos.

   "Hay evidencia en humanos y otros animales, normalmente en ratas, sobre lo que llamamos neofobia a los alimentos, que es una tendencia a mantenerse alejado o tener cuidado con los alimentos nuevos", agrega el autor principal Andrew MacIntosh. "Esto también podría estar relacionado con nuestras tendencias a evitar cosas que podrían enfermarnos, con diferentes individuos siendo más o menos conservadores en ambos casos", añade.

   "En nuestro estudio, los bonobos parecían ansiosos por comer frutas nuevas, lo que nos dice que no son muy neófobos con los alimentos, o al menos asocian automáticamente frutas con alimentos que nunca antes habían visto", continúa MacIntosh. "Pero necesitamos más información sobre cómo podrían reaccionar ante una gama de alimentos nuevos antes de que podamos tratar de vincular la neofobia a los alimentos con la sensibilidad a la contaminación en otros primates", concluye.