Seguir las migraciones marinas a través de los límites geopolíticos

Tortuga láud
ALEX EILERS
Actualizado: lunes, 3 septiembre 2018 17:46

   MADRID, 3 Sep. (EUROPA PRESS) -

   La preservación de la mayor tortuga viviente de la extinción en el Océano Pacífico hace necesaria una gran cooperación internacional, ya que pueden visitar más de 30 países durante sus migraciones.

   Un nuevo estudio utiliza datos de seguimiento de tortugas laúd y otros depredadores marinos migratorios, como ballenas azules y tiburones blancos, para mostrar cómo sus movimientos se relacionan con los límites geopolíticos del Océano Pacífico. Los resultados proporcionan información crítica para diseñar acuerdos de cooperación internacional necesarios para gestionar estas especies.

   "Si una especie pasa la mayor parte de su tiempo en la jurisdicción de uno o dos países, la conservación y la gestión es mucho más fácil que para las especies que migran a través de muchos países diferentes", explica el coautor del estudio, Daniel Costa, profesor de Ecología y Biología Evolutiva en la UC Santa Cruz.

   "Para estas especies altamente migratorias, queríamos saber cuántas regiones jurisdiccionales atraviesan y cuánto tiempo pasan en el océano abierto más allá de la jurisdicción de cualquier país", añade Costa, cuyo trabajo se publica en la edición de este lunes de 'Nature Ecology & Evolution'.

   Según el derecho internacional, cada nación costera puede establecer una zona económica exclusiva (ZEE) que se extiende hasta 200 millas náuticas desde la costa, dándole derechos exclusivos para explotar recursos y regular las pesquerías dentro de esa zona. La alta mar más allá de las ZEE es un bien común mundial y se encuentra entre las áreas menos protegidas de la Tierra. Incluso se han iniciado debates en Naciones Unidas desde 2016 para negociar un tratado mundial de conservación y ordenación de alta mar.

   El primer autor, Autumn-Lynn Harrison, ahora en el 'Smithsonian Conservation Biology Institute' en Washington, Estados Unidos, comenzó el estudio como estudiante de posgrado en el laboratorio de Costa en UC Santa Cruz. Costa es cofundador, con la coautora Barbara Block de la Universidad de Stanford, del programa 'Tagging of Pacific Predators' (TOPP), que comenzó a rastrear los movimientos de los principales depredadores oceánicos en todo el Océano Pacífico en 2000. Harrison quería utilizar los datos de TOPP para abordar los problemas de conservación y mientras miraba los datos, comenzó a preguntarse a cuántos países emigrarían los animales.

DETERMINAR DÓNDE ESTÁN LAS ESPECIES EN CADA MOMENTO DEL AÑO

   "Quería ver si podíamos predecir cuándo durante el año una especie estaría en las aguas de un país en particular --explica Harrison--. Algunos de estos animales están en su mayoría escondidos debajo del mar, por lo que poder mostrar con los datos de seguimiento en qué países se encuentran puede ayudarnos a comprender quién debería cooperar para gestionar a estas especies".

   Harrison también comenzó a asistir a reuniones sobre temas relacionados con alta mar, lo que centró su atención en el tiempo que las especies migratorias pasan en estas aguas relativamente no reguladas. "Averiguar cuánto tiempo están estos animales en alta mar fue motivado directamente por preguntas que me formularon los responsables políticos que están interesados ??en la conservación de alta mar", cuenta.

   El conjunto de datos de TOPP, parte del Censo Mundial de Vida Marina, es uno de los conjuntos de datos más amplios disponibles sobre los movimientos de los grandes animales marinos. Muchos de los principales depredadores en los océanos están disminuyendo o están amenazados, en parte porque su movilidad los expone a una amplia gama de amenazas en diferentes partes del océano.

   Las poblaciones de tortuga baula o laúd en el Pacífico podrían enfrentarse a una disminución del 96 por ciento para 2040, según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y las tortugas laúd son una especie prioritaria para la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).

   El albatros de Laysan y el albatros de patas negras, ambos clasificados como casi amenazados en la Lista Roja de la UICN, pasan la mayor parte de su tiempo en alta mar, donde son vulnerables a ser inadvertidamente atrapados durante las operaciones de pesca comercial.

   Los tiburones blancos están protegidos en aguas de Estados Unidos y México, pero los datos de TOPP muestran que pasan cerca del 60 por ciento de su tiempo en alta mar. El atún rojo del Pacífico, las tortugas laúd, el albatros de Laysan y las pardelas grisáceas atraviesan el Océano Pacífico durante sus migraciones.

   "La raza de atún rojo en el Pacífico Norte occidental, luego cruza el Océano Pacífico para alimentarse en la Corriente de California en Estados Unidos y México --dice Costa--. Las pardelas hollín no solo cruzan el océano abierto, sino que usan todo el Océano Pacífico de norte a sur y pasan por las jurisdicciones de más de 30 países diferentes".

   La cooperación internacional ha llevado a acuerdos para gestionar algunas de estas especies migratorias, en algunos casos a través de organizaciones regionales de ordenación pesquera. La Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT), por ejemplo, supervisa la conservación y gestión de atunes y otros recursos marinos en el Océano Pacífico oriental.

   En septiembre, se celebrará la primera sesión de una Conferencia Intergubernamental de la ONU para negociar un acuerdo internacional sobre la conservación de la diversidad biológica marina más allá de las áreas de jurisdicción nacional. Harrison dijo que ya se le pidió que proporcionara las pre-impresiones y las cifras de los informes para esta sesión.

   "Estas especies migratorias son un patrimonio compartido, y este documento muestra sus viajes internacionales mejor que nunca --dice Harrison--. El primer paso para protegerlos es saber dónde están en su ciclo anual y promover acuerdos internacionales para gestionar las amenazas a las que se pueden enfrentar en varios países".