MADRID, 22 Ene. (EUROPA PRESS) -
Las tramas delictivas que transportan ilegalmente personas desde el Cuerno de África a través de Libia, operan de forma muy segmentada, según el primer análisis de red de esta empresa criminal.
Cada etapa es un mercado competitivo de contrabandistas "independientes y autónomos", así como de milicias y secuestradores, que deben negociar con los migrantes que luchan por una vida más allá del Mediterráneo. Para lograr su propósito, necesitan una reputación entre los migrantes, y la eliminación de cualquier traficante de personas individual solo tendrá como resultado que los rivales aprovechen de inmediato su "cuota de mercado".
El doctor Paolo Campana, del Instituto de Criminología de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, realizó este estudio utilizando evidencia de la investigación de 18 meses de fiscales italianos que siguieron el naufragio de Lampedusa en 2013, en el que 366 personas perdieron la vida.
El trabajo incluyó datos de conversaciones telefónicas intervenidas entre contrabandistas en todas las etapas, testimonios recopilados de migrantes, entrevistas con miembros de la policía e información de antecedentes sobre delincuentes.
"La red de contrabando que traslada a los migrantes del Cuerno de África al norte de Europa vía Libia no parece tener el hilo conductor de ninguna organización", afirma Campana, cuyos hallazgos se publican este lunes en 'European Journal of Criminology'. "Esto está muy lejos de la forma en que operan organizaciones similares a la mafia, y se aleja de manera importante de los informes de los medios que afirman que cerebros ocultos monopolizan ciertas rutas", añade en un comunicado de la Universidad de Cambridge.
De hecho, fue la unidad antimafia con la Fiscalía de Palermo, en Italia, la inicialmente encargada de investigar las operaciones de contrabando en ambos lados del Mediterráneo a raíz del desastre de Lampedusa en octubre de 2013. Campana señala que no encontraron evidencia de ninguna participación de la mafia siciliana en el momento, incluso a través del pago de dinero por protección, a pesar de que Sicilia es una etapa clave en la ruta del contrabando.
Las dos denuncias preparadas por la unidad de Palermo --que suman unas 800 páginas-- formaron una parte importante del conjunto de datos que Campana peinó para codificar todos los puntos de datos posibles: referencias a horarios, nombres, eventos, intercambios, ubicaciones, etcétera.
En general, se identificaron a 292 actores (sin incluir a los migrantes) como parte de la red de contrabando de Lampedusa. El 95 por ciento eran traficantes de hombres que operaban a lo largo de la ruta principal, desde el Cuerno de África hasta las naciones nórdicas en el norte de Europa, donde muchos inmigrantes esperaban encontrar refugio, vía Libia e Italia.
Sin embargo, la red también se extendió a Dubai, Israel, Canadá, Turquía, Alemania y Reino Unido, e incluyó a los que secuestran para obtener el rescate en los desiertos de Libia, y milicianos de Trípoli que aceptan sobornos para dejar a los migrantes fuera de los centros de detención. "Las personas se especializan --explica Campana--. Hubo una clara separación entre los proveedores de servicios de contrabando, los secuestradores para obtener rescates y aquellos, como las milicias, que 'gobernaban' espacios y proporcionaban protección".
CIERTA JERARQUÍA RUDIMENTARIA EN ALGUNAS ETAPAS DE LA RUTA
Este experto detectó también signos de jerarquía rudimentaria entre los contrabandistas en algunas etapas de la ruta, que se dividen en "organizadores" y "asistentes". "Los organizadores son personas que dan órdenes, pero no las reciben, mientras que los asistentes dependen en gran medida de los organizadores para sus actividades. Los organizadores representan el 15 por ciento de la red de contrabando y el 85 por ciento restante ocupa un puesto de asistente de menor rango", detalla.
Los modelos de red construidos por Campana muestran que aquellos que operan en la misma etapa del viaje presentan casi siete veces más probabilidades de tener algún vínculo entre ellos. "Incluso en una red que atraviesa los hemisferios, es la dimensión local la que sigue siendo crucial", subraya.
Además, Campana descubrió que aquellos que comparten la misma posición en la red, ya sea como organizadores o asistentes, son tres veces menos propensos a no tener ningún vínculo. "Hay poco contacto entre los organizadores, lo que refuerza la impresión de que los contrabandistas son independientes de libre comercio. Las oportunidades comerciales desgarran la coordinación", sentencia.
De hecho, un análisis enfocado en una subred de 28 contrabandistas reveló que aquellos basados en Italia que se conectaban directamente con el 'mercado' libio tenían muy poco contacto entre sí. Las escuchas telefónicas y los testimonios sugieren que los migrantes tienen que pagar a vendedores por separado para cada etapa del viaje. El pago a menudo se realizaba por adelantado a través de Hawala, un sistema informal de transferencia de dinero basado en la confianza.
Una escucha telefónica puso de manifiesto un cargo de 3.600 dólares por una pareja para cruzar el Mediterráneo. Otro contrabandista interceptado cobraba 150 dólares por persona por un viaje en automóvil desde Sicilia a Roma. "La reputación es crucial en un mercado competitivo, y las intervenciones telefónicas muestran cuánto valor tienen los traficantes en su reputación", dice Campana.
Un contrabandista fue registrado reprochando a otro por atestar un bote. De hecho, las escuchas telefónicas revelan que la pérdida de vidas en el desastre de Lampedusa llevó a que los contrabandistas paguen una indemnización a las familias por temor a perder sus negocios futuros. "Las autoridades pueden querer deliberadamente empañar la reputación de los contrabandistas para cerrar sus negocios", plantea Campana.
"Las respuestas a la justicia penal requieren la adopción de tácticas coordinadas que involucren a todos los países a lo largo de la ruta para atacar simultáneamente estos grupos localizados de delincuentes --agrega--. Éste es un mercado impulsado por la demanda exponencial, y es esa demanda la que debe ser el objetivo. Las políticas centradas en la tierra, como los planes de reasentamiento de refugiados, son políticamente difíciles, pero en última instancia podrían resultar más fructíferas para detener la marea de contrabando que las operaciones navales".
