Aclarar que no es una enfermedad contagiosa y acabar con el rechazo, objetivos del Día Mundial de la Psoriasis

Actualizado: domingo, 29 octubre 2006 14:00


MADRID, 29 Oct. (EUROPA PRESS) -

Las personas que padecen psoriasis son en ocasiones víctimas de rechazo social por su enfermedad, y por ello, el principal objetivo del Día Mundial de la Psoriasis que se celebra hoy es dar a conocer esta enfermedad a la sociedad en general para que tengan en cuenta que "no es contagiosa, que no pasa nada por tocar o abrazar a una persona con psoriasis y así, evitarles o a estos pacientes un sufrimiento sin razón".

Así lo explicó en declaraciones a Europa Press Televisión la jefa de Dermatología del Hospital Doce de Octubre de Madrid, Aurora Guerra, quien señaló que algunas actitudes como la de apartarse en el transporte público de una persona que presenta escamaciones o rojeces en su piel, síntomas de la psoriasis, carecen de sentido, puesto que la psoriasis "sólo la padece quien la tiene".

La psoriasis es una enfermedad crónica de la piel que afecta a dos de cada cien españoles. La piel presenta rojeces, escamas y a veces también causa picor, sobre todo cuando se localiza en el cuero cabelludo, donde se manifiesta en forma de caspa gruesa.

Estos síntomas afectan a la calidad de vida de los pacientes, pero además, sus manifestaciones físicas -las manchas, escamas, caspa o uñas deformadas-, dificultan el que pase inadvertida, por lo que su repercusión social, a pesar de no revestir gravedad para la salud, "es muy alta".

En la actualidad, existen diferentes opciones terapéuticas para tratar la psoriasis, y aunque hay que tener en cuenta de que no exite cura como tal, se han conseguido buenos resultados para disimular los síntomas.

Para los menos afectados, una buena opción son los tratamientos tópicos, a base de cremas, lociones o baños. Éstos pueden combinarse con una medicación oral, pero entonces, el paciente necesita hacer un seguimiento porque tienen efectos secundarios que requieren la vigilancia del dermatólogo.

Sin embargo, la gran novedad de los últimos años han sido los tratamientos biológicos, que son inyectables y que permiten al paciente, una vez instruído, la autoadministración. Este sistema, "más cómodo y sencillo", tiene también elevadas contraindicaciones, por lo que debe ser el especialista el que valora la conveniencia o no de su uso.

No obstante, lo habitual es que los pacientes, a lo largo de su vida, vayan cambiando de tratamiento según si pasan por un periodo de más o menos incidencia de la enfermedad, en lo que se denomina 'tratamiento rotatorio'.