La biodiversidad marina sufre una tasa de pérdida cinco veces superior a la terrestre, según expertos

Actualizado: lunes, 15 enero 2007 19:30


MADRID, 15 Ene. (EUROPA PRESS) -

La biodiversidad marina, como los arrecifes de coral y las praderas submarinas, sufren una tasa de pérdida cinco veces superior a la de los bosques tropicales y, a pesar de ello, el área marina protegida es inferior al 0,1 por ciento de su extensión, frente al 10 por ciento de protección de la superficie terrestre, según recoge el libro 'La exploración de la biodiversidad marina. Desafíos científicos y tecnológicos', publicado por la Fundación BBVA.

En esta obra doce destacados investigadores internacionales presentan los resultados de las investigaciones oceanográficas más avanzadas y los trabajos que se están realizando para conseguir un inventario completo de las especies marinas de nuestro planeta, así como los desarrollos tecnológicos y científicos que hacen posible esta exploración, de la que se pueden derivar importantes beneficios para el conjunto de la sociedad. El libro ha sido coordinado por Carlos Duarte, profesor de investigación del CSIC en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados.

La exploración de la biodiversidad en los ecosistemas marinos todavía se halla en sus comienzos, debido fundamentalmente a las limitaciones tecnológicas asociadas a la exploración oceanográfica. Por esta razón, los océanos aún siguen deparando sorpresas en sus hábitats más remotos y extremos, en los que se están llevando a cabo constantes hallazgos. El retraso en la investigación sobre la biodiversidad marina es enorme en comparación con la biodiversidad terrestre. Así, el volumen de estudios científicos terrestres es diez veces superior al de estudios marinos.

Los océanos, con una extensión de 361 millones de kilómetros cuadrados y una profundidad media de 3.730 metros, cubren el 71 por ciento de la superficie del planeta. Asimismo, los primeros fósiles conocidos, datados en 3.500 millones de años, corresponden a organismos marinos; y las primeras especies animales también aparecen en el mar hace 640 millones de años (las primeras especies animales terrestres aparecieron hace 400 millones de años), informó hoy la Fundación BBVA.

SÓLO EL 2% DE LAS ESPECIES CONOCIDAS SON MARINAS

No obstante, a pesar de haber contado con más tiempo para diversificarse, los organismos marinos suponen tan sólo el 2 por ciento de las especies conocidas. Respecto a las estimaciones sobre el número de especies marinas todavía por describir, la profesora de la Escuela de Biología de la Universidad del Oeste de Australia Diana Walker considera que, a la velocidad actual de descripción de especies, se necesitarían de 250 a 1.000 años para finalizar el inventario de biodiversidad marina, con el riesgo de que para entonces muchas de estas especies se habrán perdido definitivamente.

Según los últimos datos disponibles, cada año se describen 1.635 nuevas especies marinas y, en la actualidad, existen del orden de 230.000 a 250.000 especies de organismos marinos descritos; estas cifras indican que la biodiversidad marina representa el 15% de la biodiversidad global descrita (aproximadamente, 1,6 millones de especies).

Dos de los científicos que colaboran en esta obra de la Fundación BBVA, Eva Ramírez, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar (CSIC), y David Billett, del Centro Oceanográfico Nacional del Reino Unido, centran su participación en el estudio de las montañas submarinas y las llanuras abisales. Consideran que existen cerca de 100.000 montañas submarinas que superan los 1.000 metros de altitud en el conjunto de océanos de la Tierra, y muchas más de menor altitud. No obstante, únicamente se han muestreado cerca de 350 y sólo 100 se han estudiado con el detalle suficiente para saber que en las montañas submarinas se produce una elevada productividad, se concentran grandes reservas de peces con valor comercial y la fauna bentónica es muy diversa.

Igual que sucede con otras zonas de terreno difícil, se sabe poco de la biodiversidad, distribución y funcionamiento de las montañas submarinas. Lo que sí han podido constatar los científicos, según Ramírez y Billett, es que la pesca en las proximidades de las montañas submarinas ha sido muy intensa en las últimas décadas y que ello podría tener graves consecuencias a largo plazo sobre la biodiversidad de un ecosistema aún por clasificar. Actualmente, con la ayuda de nuevos estudios basados en medios tecnológicos como los vehículos de control remoto (ROV), o las cámaras incorporadas a remolcadores de grandes profundidades, los científicos están ampliando el conocimiento sobre estos ecosistemas con el objetivo de adoptar medidas para favorecer su adecuada gestión y conservación.