Descubierta una nueva especie de hongo diminuto que habita en condiciones ambientales extremas

Hongo 'Clastoderma Confusum'
Hongo 'Clastoderma Confusum' - RJB-CSIC - Archivo
Publicado: lunes, 11 mayo 2020 17:19

El hallazgo de esta nueva especie amplía la distribución del género 'Clasatoderma', con apenas tres especies conocidas, al hemisferio sur

MADRID, 11 May. (EUROPA PRESS) -

Investigadores han descubierto una nueva especie de hongo ameboide extremófilo, de menos de 1 milímetro, a la que han bautizado como 'Clastoderma confusum', que ha sido encontrado sobre plantas endémicas del desierto Little Sandy de Australia. En el hallazgo han intervenido investigadores del Real Jardín Botánico (RJB) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Western Australian Herbarium.

Los mixomicetes, conocidos como hongos ameboides o protozoos ameboides, son un grupo de Amoebozoa muy diverso, del que se conocen más de 1.000 especies en el mundo. Se encuentran con frecuencia en el suelos forestales donde contribuyen a la descomposición de materia vegetal, pero su diminuto tamaño, menor de un milímetro, les hacen pasar desapercibidos.

Con frecuencia están asociados a bosques templados o tropicales, pero recientemente se ha descubierto que forman parte de la biota de lugares donde las condiciones ambientales son extremas, como la Antártida o el desierto de Atacama, en Chile.

Dadas sus pequeñas dimensiones, su observación en el campo es muy difícil y los investigadores recurren a cultivos de sustratos vegetales en cámara húmeda para poderlos detectar.

Pero el empleo de potentes y sofisticados equipos ópticos facilitan su estudio en el laboratorio y les permiten descubrir nuevas especies, como ha sido el caso de 'Clastoderma confusum', que apenas alcanza los 0,4 milímetros de tamaño en su fase de máximo desarrollo. Estos microorganismos viven en forma de amebas y solo en el momento de reproducirse, cuando forman cuerpos fructíferos con esporas microscópicas en su interior, son identificables.

El hallazgo ha sido posible gracias a dichos cultivos, y a la colaboración entre los equipos del proyecto español Myxotropic y el australiano FloraBase, los investigadores Carlos Lado, del RJB-CSIC, y Karina J. Knight, del Western Australian Herbarium.

La especie, recientemente publicada en la revista científica 'Nuytsia', se encontró sobre la corteza de árboles endémicos australianos, como la 'Acacia aneura' o 'Callitris collumellaris', esta última una conífera nativa de estos territorios áridos.

Por el momento, la distribución conocida de la especie de mixomicete se limita a unas pocas localidades de ese continente, pero se sospecha que puede ser mas amplia, teniendo en cuenta que los desiertos y zonas semiáridas ocupan mas del 30% del continente australiano.

La especie se ha dado a conocer en un volumen especial de 'Nuytsia', dedicado a los 50 años de descubrimiento botánico en Australia. Otros medios como la prestigiosa 'BBC Wildlife Magazine' también se han hecho eco del hallazgo.

UNA ESPECIE CONTROVERTIDA

Según indica el investigador del CSIC en el RJB Carlos Lado, inicialmente la especie fue encuadrada en el género 'Cribraria' debido a su red, rígida y brillante, que guardaba un extraño parecido con otra especie de este género, 'Cribaria confusa'.

Sin embargo, tras un detallado estudio con microscopía electrónica de barrido, se hizo evidente que los especímenes correspondían al género 'Clastoderma' debido a la perfecta red que posee, y que tenía su origen en el capilicio y no en el peridio o membrana de protección del cuerpo fructífero, como ocurre en 'Cribraria'.

Lado recuerda que, con anterioridad, ya se habían dado confusiones de este tipo, pero gracias al empleo de estos equipos de alta resolución, se ha podido aclarar el origen de sus estructuras.

'Clasatoderma' es un género con apenas tres especies conocidas en todo el mundo, y generalmente distribuidas por el hemisferio norte. El hallazgo de esta nueva especie amplía su distribución al hemisferio sur, lo que unido a su preferencia por ambientes áridos extremos, abre nuevas interrogantes e hipótesis de trabajo en la biogeografía de estos microorganismos.