Las mujeres con largas jornadas laborables son más propensas que los hombres a caer en hábitos poco saludables

Actualizado: jueves, 13 julio 2006 16:22


MADRID, 13 Jul. (EUROPA PRESS) -

Las mujeres que trabajan muchas horas son más propensas que los hombres a caer en conductas poco saludables como picar entre horas, fumar y tomar bebidas con cafeína, según un estudio de la Universidad de Leeds que ha hecho público el Consejo de Investigación Económica y Social de Reino Unido. El estudio indica que los hombres y las mujeres responden de forma muy diferente ante largas jornadas de trabajo.

Los investigadores examinaron el estrés provocado por episodios menores, o molestos, tanto en el trabajo como fuera de él, tales como tener una discusión con un compañero laboral o amigo, reunirse con el jefe, hacer la presentación de un proyecto, superar un plazo de entrega o incluso las llaves.

Los resultados muestran que aquellos que experimentan uno o más de estos incidentes durante el día pican más entre las comidas que las acostumbradas pero menores cantidades de verdura, no toman fruta y su comida principal del día es menor.

De los distintos tipos de estresarse, es el estrés mental en vez del físico el que conduce a las personas a picar entre horas. Los investigadores clasificaron los episodios molestos diarios en cuatro categorías: los que amenazan al ego, como hacer una presentación; los interpersonales, que incluyen las discusiones; los relacionados con el trabajo, como una reunión con el jefe; y los físicos, como un dolor de cabeza o sentirse en peligro. Las tres primeras categorías conducen a picar entre horas y la que se refiere a los estresores físicos es la única que lleva a las personas a comer menos entre horas.

Además, según O'Connor, bajo condiciones de estrés existen ciertos tipos de persona que son más propensas que otras a comer entre otras y que pueden definirse como "comedores emocionales". Estos individuos tienen altos niveles de vulnerabilidad y tienden a convertir la comida en una vía de escape.

"Nuestros descubrimientos muestran que el estrés produce cambios perjudiciales en la dieta y conduce a conductas de alimentación no saludables", señala O'Connor. "Nuestro estudio apunta a un vínculo claro entre el estrés y la tendencia a comer tentempiés poco saludables y consumir menos vegetales y una comida principal menos equilibrada", concluye la investigadora.