Los niños que aprenden a masticar leen mejor y necesitan menos ortodoncia

Actualizado: viernes, 9 junio 2006 19:01


SANTANDER, 9 Jun. (EUROPA PRESS) -

Los niños que aprenden a masticar bien y fortalecen la musculatura deglutoria tomando alimentos poco elaborados, como el pan o las manzanas, leen mejor y necesitan menos ortodoncia que los que comen alimentos muy blandos o bebidos que no exigen ese esfuerzo, según la Directora General de la Fundación para el Fomento de la Salud, Joyma Panisello.

"Antes que aprender a leer hay que aprender a morder", aseguró Panisello, especialista en Medicina Interna que imparte un Taller de Alimentación dentro del XIX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Arterioesclerosis, que se celebra en Santander.

La especialista destacó, por otro lado, la importancia de los hábitos higiénico-dietéticos. "Aunque la alimentación tiene poca influencia sobre los niveles de colesterol, sí tiene muchísima en cuanto a poder reducir el riesgo cardiovascular y mejorar la salud en general, así como otras enfermedades como el cáncer o el alzehimer".

Señaló además que la alimentación "no sólo es lo que comemos, sino cómo lo preparamos", por lo que reivindicó el pasar algo de tiempo en la cocina "como profilaxis de salud mental". "Es nuestro yoga, nuestro tai-chi", dijo. A su juicio, "esos espacios de relajación" para preparar la comida, en familia o con amigos, "forman parte de la vida mediterránea". "Dieta no significa sólo lo que comemos, sino el estilo de vida que llevamos", recalcó.

Para Panisello, ese estilo de vida requiere una cierta "organización" que permita planificar los alimentos que compramos y los menús semanales, evitando así la improvisación. "Hay que reorganizar nuestros hogares, hacer listas de compra y volver a elaborar menús familiares en los que estén presentes las legumbres, las verduras, los pescados o el arroz, porque si no, lo que acabamos comiendo es fruto de la casualidad y nos alejamos de la dieta mediterránea", dijo.

Según la especialista hay que "reivindicar los productos frescos de temporada" y por "más mercado y menos supermercado". De lo contrario, aumenta el riesgo de consumir más productos elaborados y, por lo tanto, más grasas "no cardiovasculares" y "más baratas", como aceites vegetales no identificados, o de coco o palma "que son grasas muy malas para la salud".

Si a eso se añaden los ácidos grasos 'trans' o hidrogenados, presentes en muchos productos elaborados, el riesgo cardiovascular aumenta un "93 por ciento", advirtió.