VALÈNCIA, 1 Abr. (EUROPA PRESS) -
La Semana Santa Marinera de València ha culminado este domingo sus actos con la celebración del desfile del Domingo de Resurrección, en el que han participado cerca de 4.000 personas, entre cofrades, bandas de tambores y cornetas y músicos, de un total de 31 hermandades, cofradías y corporaciones.
La comitiva ha partido desde el mercado del Cabanyal y ha desfilado durante aproximadamente dos horas. Este desfile es uno de los tres actos colectivos en los que participan todas las entidades de la Semana Santa Marinera, junto con la Visita a los Santos Monumentos del Jueves Santo y la procesión general del Santo Entierro del Viernes Santo, detalla el Arzobispado en un comunicado.
El Domingo de Resurrección se caracteriza porque las cofradías y hermandades participan sin imágenes ni tronos-andas y pueden vestir colores claros en las indumentarias, además de llevar, los vestas, la cara descubierta para celebrar "la luz de la Resurrección", ha explicado el prior de la Semana Santa Marinera, Jesús Cervera.
A lo largo del desfile, los participantes han portado báculos coronados con flores que han sido recibidas con aplausos por el público con aplausos, mientras los cofrades y personajes bíblicos les han respondido lanzándolas a los asistentes.
El Domingo de Resurrección de la Semana Santa Marinera ha contado con la asistencia del obispo auxiliar de Valencia, Arturo Ros, junto a varias autoridades, entre ellas el 'president' de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, y los consellers de Justicia y Hacienda, Gabriela Bravo y Vicent Soler, respectivamente, así como el concejal de Cultura Festiva y presidente de la Junta Central Fallera, Pere Fuset.
COMULGAR DE ENFERMOS E IMPEDIDOS
Antes de la celebración, las calles del distrito del Marítim de València han acogido procesiones organizadas por las cuatro parroquias del distrito: las representaciones del encuentro entre Cristo Resucitado y la Virgen María, así como el Comulgar de Enfermos e Impedidos.
Se trata de un acto en el que los sacerdotes de cada parroquia han llevado el cuerpo de Cristo, bajo palio, a la casa de los enfermos que, por su estado, no pueden tomar la comunión en el templo.
