Condenan a un hombre a 20 años de prisión por asesinar a su casera en su domicilio en el Grao de Castellón

Actualizado: viernes, 2 junio 2006 19:43

CASTELLON, 2 EUROPA PRESS)

La magistrada presidenta de la sección segunda de la Audiencia de Castellón ha condenado a 20 años de prisión a A.B., como autor del asesinato de su casera en su domicilio ubicado en el Grao de Castellón en noviembre de 2002. La sentencia, basada en el veredicto de culpabilidad emitido por un jurado popular, también condena al procesado a la pena de 12 días de localización permanente por una falta de hurto.

En concepto de responsabilidad civil derivada del delito, el acusado deberá indemnizar con 15.000 euros a cada uno de los cinco hijos de la víctima y con 30.000 euros para el que convivía con ésta, debido, a su vez, al grado de dependencia por su enfermedad. Además, A.B. indemnizará conjuntamente a todos los hijos con 30 euros por la máquina de fotografiar robada y 400 euros de los que se apoderó.

La sentencia da como hechos probados que el 4 de noviembre de 2002, la víctima recibió al visita de una amiga a la que le expuso los problemas que tenía con su inquilino a la hora de cobrar y le dijo que esa tarde-noche éste se pasaría por su vivienda para abonar lo adeudado.

Pasadas las 01.00 horas del 5 de noviembre, el procesado se presentó en el domicilio de su casera y, en un momento indeterminado, la agredió con un arma blanca, de tipo navaja o cuchillo, y, "con ánimo de causarle la muerte", le propinó múltiples cuchilladas, de las que dos seccionaron la carótida izquierda y la yugular derecha de la víctima, que le produjo una aguda y rápida pérdida de sangre que causó su muerte inmediata.

El acusado, según la sentencia, desplegó el comportamiento agresivo y mortal descrito "de una forma sorpresiva e inesperada", pues nada le hacía presagiar a la víctima tal agresión, que motivó la imposibilidad de defenderse de manera eficaz.

La sentencia también indica que la mayoría de cuchilladas proferidas por A.B. a la víctima eran "innecesarias" para la consecución de su muerte, "a pesar de ello se las propinó brutal y deliberadamente para incrementar su sufrimiento". Posteriormente, el acusado limpió las huellas que pudieran incriminarle en los hechos.

Tras matar a su casera, el procesado se apoderó de una cantidad de dinero no concretado, una cámara de fotos, varios recibos, un décimo de lotería, diversas papeletas y tres cupones de la ONCE. Según la sentencia, el acusado tenía en el momento de los hechos sus facultados de inteligencia y voluntad sin estar afectadas, por lo que sabía la trascendencia de sus actos a pesar de ser consumidor de cocaína y tener un trastorno de personalidad.