Crónica Timor.- El Nobel Carlos Belo asegura que sólo la ONU y los timorenses pueden lograr la paz en el país

Actualizado: sábado, 10 junio 2006 20:06

Afirma que la "falta de entendimiento y diálogo" entre los miembros del Gobierno "dificulta" el cese de la violencia

VALENCIA, 10 Jun. (EUROPA PRESS) -

El galardonado con el Premio Nobel de Paz en 1996 por su lucha en favor de la paz del pueblo de Timor Oriental y administrador apostólico emérito de Dili, Carlos Belo, ha asegurado en una entrevista concedida a Europa Press que la intervención de la ONU "puede ayudar a lograr la paz" en su país, aunque subrayó que "los problemas dependen de los timorenses", y que éstos deben "deben tener la capacidad de resolverlos".

Asimismo, Belo afirmó que la "falta de entendimiento y diálogo" entre el presidente de Timor Oriental, Xanana Gusmao, el primer ministro, Mari Alkatiri, y el ministro de Defensa y Asuntos Exteriores, José Ramos-Horta, "dificulta el cese de la violencia". Así, comentó que si el Gobierno hubiera resuelto el conflicto en febrero, cuando se alzaron "594 militares descontentos con el trato recibido por parte de la cúpula del Ejército", quizás ahora "no se estaría viviendo la violencia en las calles".

Desde entonces, añadió, se vive en el país una "inestabilidad social y militar de tal gravedad" que el presidente Gusmao se ha visto "obligado a invitar a las fuerzas extranjeras para mantener la paz", algo que, en su opinión, "debería ser tarea de los propios timorenses".

INSATISFACCIÓN POPULAR

Respecto a la posible participación de las milicias proindonesias de 1999 en el conflicto actual, Belo reconoció no tener datos que lo corroboren, al no encontrarse en el país, y aunque no descartó que así sea, en su opinión, "el trasfondo del problema es mucho más grave", y se debe a "la insatisfacción y descontento del pueblo en general con el Gobierno", ya que "en cuatro años no ha sabido resolver los problemas de pobreza y miseria" que afectan a los ciudadanos.

Timor Leste, como es conocido por los timorenses, sufre una ola de violencia desde hace varias semanas, como consecuencia del enfrentamiento de militares rebeldes con las fuerzas leales al Gobierno. Los saqueos son continuos y ya son más de 60.000 las personas desplazadas, que se hacinan en unos 50 campos de refugiados improvisados, según el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

El país fue una colonia portuguesa durante 450 años; durante la II Guerra Mundial fue invadido por Australia y Japón y, al finalizar la contienda, Portugal recobró la soberanía hasta abril de 1974, cuando se produjo la Revolución de los Claveles. Pero en 1975 Indonesia invadió Timor Oriental y estableció de nuevo la dictadura, hasta que en 1999 Naciones Unidas, Portugal e Indonesia firmaron el acuerdo para la celebración de un referéndum, en el que los timorenses decidieron su futuro.

CULTURA DE PAZ

Según Carlos Belo, la sociedad timorense ha estado "siempre marcada por conflictos, odios, venganzas y guerras". No obstante, la "resistencia" del pueblo a la ocupación extranjera ha sido "una constante". Por ello, considera que, "entrando en el nuevo milenio, y viviendo en un país libre e independiente, los timorenses deben encarar el futuro con otra mentalidad, imbuida de cultura de paz".

Esta mentalidad debe estar "basada en el respeto de los Derechos Humanos, en la vivencia y práctica de la democracia, y en el desarrollo y progreso del país y de la cooperación con otros pueblos y naciones", explicó.

"Los problemas dependen sobre todo de los timorenses, que deben tener la capacidad de resolverlos", apuntó monseñor Belo. Sin embargo, reconoció que, pese a ser "el país más joven del mundo" (proclamado en 2002, tras un período de administración de dos años por Naciones Unidas), Timor Oriental es también "el más pobre de Asia".

Por ello, Carlos Belo sostuvo que Timor Leste "necesita ayuda de la comunidad internacional, incluyendo a España, para poder salir de la crisis y de la pobreza", y, de este modo, "proseguir el camino del desarrollo y de la paz".

"CONFIANZA"

Asimismo, manifestó que la intervención de la ONU "puede ayudar a lograr la paz" en el país y reconoció que se siente "esperanzado" respecto a la decisión que tomará Naciones Unidas en los próximos días acerca de desplegar cascos azules en suelo timorense. "Lo más importante ahora --destacó-- es ayudar a las personas a no vivir bajo el terror y el miedo, y que tengan la confianza de volver a sus casas, a cultivar sus huertos y trabajar en sus fincas".

Carlos Felipe Ximenes Belo nació en Waikalam (Timor Oriental) en 1948 y en reconocimiento a su labor como cogestor de la independencia pacífica de su país, mientras era administrador apostólico de la Iglesia Católica en Dili, le fue otorgado el Premio Nobel de la Paz en 1996, junto al entonces líder de la resistencia en el exterior, José Ramos-Horta.

El pasado miércoles estuvo en Valencia para ser investido Doctor Honoris Causa por la Universidad CEU Cardenal Herrera, en reconocimiento a su lucha por la libertad del pueblo de Timor Oriental. Se trata de la doceava universidad (de ocho países distintos) que le concede este doctorado y la primera que lo hace en España.