El Ballet de la Generalitat descubre los peligros de la curiosidad con su versión del cuento 'Barba Azul'

El Ballet de la Generalitat en 'Barba Azul'
EUROPA PRESS
Actualizado: jueves, 16 octubre 2014 15:49

VALENCIA, 16 Oct. (EUROPA PRESS) -

Un total de 13 bailarines del Ballet de la Generalitat, unidad artística de CulturArts Teatro y Danza, acompañados de la música en directo de la Orquestra Simfònica del Conservatori Superior de Música 'Joaquín Rodrigo' de Valencia, dirigida por Pilar Vañó, darán vida a una particular versión del cuento de 'Barba Azul' que se aleja de la tradicional visión del protagonista como machista o asesino en serie para reflexionar sobre los peligros de la curiosidad y sobre la responsabilidad de nuestras acciones.

Coreografiado por Inma García y Meritxell Barberá, -directoras de Taiat Dansa-, el espectáculo se estrena en el Teatro Principal de Valencia, donde permanecerá hasta el 19 de octubre. Ambas han presentado hoy esta nueva recreación del relato original de Charles Perrault que "huye de moralinas" tan manidas en los cuentos e invita a que cada uno se haga responsable de sus actos.

Desde su perspectiva, "todos tenemos un cuarto oscuro y miserias escondidas que es mejor que permanezcan ocultas, que ni la pareja conozca, porque abocan a la destrucción de una relación".

"Amarnos significará acompañarnos delante de esa puerta cerrada, de sus secretos vergonzosos, y no insistir en forzarla, resistir la tentación destructiva de la omnisciencia, y fingir no saber que tras la puerta cerrada están los cadáveres de mil amores pasados. Ningún amor supera esta específica prueba de la verdad, porque ningún amor es suficientemente heroico como para sobrevivir a la revelación del monstruo que, en el fondo, somos todos", reflexionan.

Lejos de ser el 'Barba Azul' torturador de niños de las crónicas de Gilles de Rais; el maltratador de mujeres en la teoría feminista; el ogro; o el machista neurótico de la versión de Pina Bausch, en esta ocasión se erige como representante de una melancolía radical condenada a matar todo aliento vital que se le acerque. Mientras, su joven esposa Judit se alza como figura de una curiosidad letal, que es al amor lo que las luces crudas de la modernidad fueron a las penumbras sentimentales del Romanticismo: una especie de suicidio obligado.

Ambos protagonistas se funden en una misma persona, "víctima y verdugo" al mismo tiempo, apuntan las coreógrafas.

La puesta en escena del montaje se inspira en los cuadros del pintor danés Vilhelm Hammershoi y sus retratos de escenas costumbristas en el interior de las casas; y en las luces y sombras del expresionismo alemán para evocar un "mundo de encierros" y castillos.