García-Gasco asegura que "nadie debe encogerse de hombros ante la persona que se ve privada de sus derechos"

Actualizado: jueves, 29 mayo 2008 13:49

VALENCIA, 29 May. (EUROPA PRESS) -

El cardenal arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, afirma en su carta de esta semana que "nadie debe encogerse de hombros ante la persona que se ve privada de sus derechos" y asegura que "todos los seres humanos desde el primer instante de su concepción hasta el último de su muerte natural tienen plenos derechos", según informaron fuentes del Arzobispado en un comunicado.

En su carta defiende que la persona y su dignidad "es el mejor lugar de encuentro de todas las tradiciones, culturas, ideologías y pueblos que componen nuestro mundo". Con motivo del 60 Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el purpurado invita a los fieles diocesanos a conocer la "clara postura de la Iglesia con los Derechos Humanos" aunque también, "es positivo que quienes no comparten nuestra fe sepan esta decidida actitud en evitación de equívocos".

Para el titular de la archidiócesis de Valencia, "el empeño por reconocer la dignidad de cada ser humano garantiza la verdadera paz en el mundo, su alegría y su esperanza".

El cardenal arzobispo de Valencia refleja en su carta el reciente discurso de Benedicto XVI ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, y destaca cómo el Papa "nos hace ver que los derechos humanos son presentados cada vez más como el lenguaje común y el sustrato ético de las relaciones internacionales".

Según el purpurado, "nadie debe encogerse de hombros ante la persona que se ve privada de sus derechos", y, por otra parte, "todos estamos interpelados por el compromiso común por reconocernos mutuamente nuestra dignidad de personas y actuar en consecuencia".

En su carta, que titula 'Lugar de encuentro para todos', el arzobispo de Valencia expresa que todos los seres humanos "tienen derecho a todo lo que es necesario para vivir con dignidad, sin fragmentaciones: son indivisibles". Los derechos humanos "sólo pueden ser garantizados si todos cumplimos con nuestros deberes morales: son interdependientes", añade el cardenal.

Más adelante, el purpurado se refiere a la relación de la Iglesia con los Derechos Humanos, que se basa en la proclamación de que "el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios", que, por otra parte, "cuida de todo ser humano, especialmente del más pobre y desvalido" . Por ello, considera que "cualquier injusticia contra el hombre frustra el designio de Dios para la Creación y para la historia".

Al término de su carta, el cardenal arzobispo de Valencia expresa que el respeto de la dignidad de la persona humana y sus derechos "se predica con el ejemplo" y, a este propósito, indica que la fe cristiana "enseña la primacía del amor, la predisposición a estar más pronto a perdonar que a condenar, el compromiso por reconocer antes las propias faltas que a condenar las de los demás".

El purpurado su carta subraya que "el respeto integral por la dignidad de cada ser humano y sus derechos es el mejor criterio de actuación política, desde el cual todo lo demás se debe juzgar y considerar".