Luz verde al proyecto de la Ley de Infancia para dar voz a los niños y que no estén saturados de deberes

Un aula de un colegio
GVA - Archivo
Actualizado: viernes, 22 junio 2018 15:03

Elimina la edad mínima para que sean escuchados en tratamientos médicos y obliga a respetar sus convicciones ideológicas

VALÈNCIA, 22 Jun. (EUROPA PRESS) -

El Consell ha aprobado este viernes el proyecto de la nueva Ley valenciana de Infancia y Adolescencia, que otorga a los niños la consideración de ciudadanos de pleno derecho e incluye medidas como la eliminación de la edad mínima para que sean escuchados en tratamientos médicos y la obligación de respetar sus convicciones. También establece el acceso al ocio educativo como un derecho, con la carga lectiva en horario escolar para que los niños "no estén cargados de deberes" cuando llegan a casa.

Así lo ha explicado la vicepresidenta y portavoz del Gobierno valenciano, Mónica Oltra, en la rueda de prensa tras el pleno del Consell. La norma --tramitada de urgencia desde noviembre después de que la actual quedara desfasada-- pretende sentar "un avance importante para que los niños sean sujetos y no objetos", tras recoger sus aportaciones y antes de arrancar su trámite en Les Corts.

La nueva ley tiene como objetivo que "los niños sean protagonistas del presente" e ir más allá de la función protectora que las administraciones públicas y la sociedad tienen sobre la infancia, además de avanzar en la garantía e implantación de sus derechos. Se trata de la primera vez que una ley desarrolla conceptos como la promoción de derechos infantiles y su participación.

Bajo el principio de "empoderamiento" de niños y adolescentes, la normativa los reconoce por primera vez como ciudadanía activa y de pleno derecho en todos los ámbitos de esferas públicas y privadas.

Incluye así la eliminación del límite de edad para que se escuche su opinión antes de dar el consentimiento informado en los tratamientos médicos, al tiempo que dicta la obligación de los padres o tutores a escuchar sus opiniones y respetar sus convicciones en referencia a la libertad de ideología, conciencia o religión.

El objetivo no es que los niños tomen las decisiones, sino que simplemente "sean escuchados en función de su madurez", ha precisado Oltra, pues "hay chicos con 7, 8 y 9 años con suficientemente maduros para que se les pregunte ante cualquier intervención". Si bien ha recordado que "obviamente, la decisión es del padre o tutor", ha lamentado que "muchas veces anulamos su capacidad de opinar cuando te sorprende la madurez que tienen".

PROTECCIÓN DEL TIEMPO DE JUEGO

En materia de ocio, el texto establece el acceso de los niños como un derecho, para lo que recoge que durante la educación primaria se procurará que las actividades de aprendizaje puedan hacerse dentro de la jornada lectiva. De esta manera, la Generalitat trata de que el exceso de deberes no reduzca el tiempo de juego.

Oltra ha defendido al respecto que "no puede ser que un chiquillo que está de 9 a 5 en el cole se vaya a casa cargado de deberes después de una jornada de ocho horas". "Es como si un trabajador de una empresa de automóviles llega a casa y se lleva el volante para seguir repujando", ha ilustrado, y ha subrayado que los niños también están "cargados de extraescolares".

"Ya está bien; tiene que llegar a los centros educativos y a la mentalidad de los padres: jugando se crece mejor, se aprende más y se es más feliz", ha reivindicado.

DERECHO A LA IDENTIDAD Y A LA EXPRESIÓN DE GÉNERO

En la misma línea, la ley reconoce por primera vez el derecho a la identidad y a la expresión de género, y en la esfera pública garantiza que las administraciones tendrán que consultar su opinión en aspectos que les afecten, como las políticas de ocio educativo o el diseño urbano de los municipios, adaptando las consultas públicas para que puedan participar.

Entre las novedades que introduce la reforma también está la regulación de las situaciones de riesgo, medidas para dar preferencia a la acogida familiar respecto al residencial y la limitación de la posibilidad de institucionalización de los más pequeños. Establece así los derechos de las personas acogedoras y acogidas o la adopción abierta, contenidos que requieren de cambios en la legislación autonómica.

La Ley de Infancia pretende "dar un paso más" en la lucha contra la desigualdad que ya ha iniciado el Consell con otros proyectos como la renta valenciana de inclusión. En concreto, la concesión de ayudas a la infancia tendrá en cuenta la situación de la persona menor de edad a la que van dirigidas y no la de sus representantes legales, con el objetivo de que los niños no se vean excluidos porque sus familias tengan deudas o incumplimientos.

Dentro del fomento de la desinstitucionalización, el proyecto incluye novedades sobre la acción protectora sobre los chicos tutelados por la Generalitat una vez cumplen la mayoría de edad, en forma de programas para la preparación de la vida independiente, que incluyen acceso preferente a la educación postobligatoria, o en programas de inserción sociolaboral.

BUEN TRATO Y NO MALTRATO

Otra incorporación es que el foco se traslada de prevenir el maltrato a promover el buen trato y los afectos. Para ello, la ley recoge medidas trasversales como programas de orientación familiar para la corresponsabilidad, coparentalidad positiva, promoción de horarios y condiciones laborales compatibles con la crianza, además del fomento de las competencias parentales y la educación emocional en las aulas.

En el ámbito de la protección, abre la puerta a que la Generalitat se pueda personar como acusación popular en los casos de violencia contra las personas menores de edad. Además, en los casos de agresión machista o violencia familiar, el Consell impulsará que sea el agresor y no la víctima la que abandone el domicilio familiar.

En definitiva, gracias a todas las novedades que recoge, Mónica Oltra ha destacado que la Ley valenciana de Infancia y Adolescencia "afecta mucho a la vida de las personas" y es una de las normativas "de las que cambian paradigmas y la forma en la que nos relacionamos". "A veces, los padres tomamos decisiones con cariño y buena voluntad pero sin tenerlos en cuenta ni respetar su criterio", ha remachado.