Menéndez Flores: "Mientras un escritor tenga determinación de trabajar, el milagro de la creación será realizable"

El escritor Javier Menéndez Flores
El escritor Javier Menéndez Flores - MARGARITA BAÑÓN. - Archivo

   VALNCIA, 26 Sep. (EUROPA PRESS) -

   El escritor Javier Menéndez Flores asegura que, "en el caso de un escritor, mientras tenga una mesa, una silla, un ordenador y la determinación de ponerse a trabajar, el milagro de la creación será algo realizable".

   Así lo asevera el autor en una entrevista concedida a Europa Press con motivo de la presentación en Valncia de su último libro, 'Todos nosotros' (Planeta), una novela negra que traslada al lector al Madrid de principios de los años ochenta. Una pareja de inspectores de policía investiga el atropello mortal de una joven completamente desnuda cuya autopsia revela unas terribles lesiones previas al accidente.

   Menéndez Flores se ha referido a la actual crisis provocada por la pandemia de Covid-19. "Los seres humanos en general, y en este momento en particular, más que vivir sobrevivimos. En el fondo, todos somos unos supervivientes. El coronavirus nos limita, claro. Mucho, además. Pero no podemos permitir que nos venza. Debemos seguir remando, aunque sea a contracorriente, y seguir adelante con nuestros respectivos trabajos y proyectos".

   "Reconozco que este virus hijo de la gran puta aprieta, pero no le voy a permitir que me ahogue. Pienso seguir escribiendo e inventando historias, aunque tenga más condicionantes y barreras. Y porque si no escribo no me siento vivo", asegura.

   El autor comenta que al imaginar el thriller que ahora publica, que trata de una serie de asesinatos y desapariciones de chicas a lo largo de dos décadas, pensó "en una serie de contrarios, de extremos, el bien y el mal, la luz y la oscuridad, el dolor y la crueldad, pero también el amor y la esperanza".

   Preguntado por si queda algo del Madrid de la movida que aparece en 'Todos nosotros', responde que en 1981 la capital española "era el lugar en el que había que estar porque pasaban muchas cosas".

   "Veníamos de una larga dictadura y entrábamos en la modernidad. Había una gran efervescencia social y cultural y el ambiente era el de una ciudad cuyos habitantes inundaron las calles con unas ganas inmensas de vivir. Y en 2002 (el segundo momento en el que se desarrolla la novela), en cambio, España ya era un país plenamente integrado en Europa y definitivamente moderno".

   "Madrid no es ya la de los ochenta, ni mucho menos, pero seguía siendo una ciudad muy viva hasta que el coronavirus cayó sobre nosotros como un misil o un tsunami. Yo trato de adaptarme a esta nueva 'anormalidad', igual que todos, pero creo que psicológicamente nos terminará pasando factura", confiesa.

   Además, el escritor señala que una de las razones por las cuales eligió 1981 como punto de arranque de la historia fue porque quería escribir un thriller clásico y en aquel entonces no había teléfonos móviles ni pruebas de ADN ni cámaras de seguridad.

   En este sentido, recuerda que "los medios técnicos y científicos de los que disponía la policía eran mucho más limitados y eso hacía que tuvieran que usar toda su capacidad deductiva y su perspicacia para tratar de resolver los crímenes".

   "Trabajaban de un modo casi artesanal: pateaban las calles, hablaban con mucha gente, anotaban todo en libretas y debían ser muy analíticos. Y ese aroma, como lector que soy, me parecía que podía ser más atractivo para el lector", apunta.

   Y añade: "Hoy en día muchos crímenes se resuelven en un laboratorio o gracias a una cámara, lo cual es fantástico para la vida real, pero para escribir una novela constriñe mucho más al autor y hace que se descuiden otros aspectos, como el del contacto con las personas, con los sospechosos".

"UNA CUESTIÓN DE JUSTICIA"

   En su opinión, la buena salud en las listas de ventas del género negro es "una cuestión de justicia, porque hay grandes autores de novela criminal y grandes obras de ese género, pero obedece también a que existe una fuerte demanda".

   Finalmente, subraya que "a través de las novelas policíacas, la gente puede vivir unas vidas que por fortuna nunca vivirán en la realidad". "En las páginas de un thriller --continúa-- hay emociones fuertes, suspense, ritmo, tensión y, a veces, finales que te dejan impactado".