El proyecto Plumbum entrega a centros de buceo de Xàbia cinco contenedores de recogida selectiva de plomo

Acto de entrega de los contenedores en la playa de Xàbia
GLOBAL OMNIUM
Actualizado: miércoles, 27 junio 2018 14:44

VALENCIA, 27 Jun. (EUROPA PRESS) -

El Proyecto Plumbum ha entregado cinco contenedores de recogida selectiva de plomo a centros de buceo de Xàbia (Alicante) comprometidos con la limpieza de los fondos marinos que se suman a otro que ya fue entregado en la presentación de la iniciativa.

El objetivo del proyecto al que ahora se incorpora la Fundación Oceanogràfic es retirar de los fondos marinos la mayor cantidad de plomo posible con el fin de mermar su presencia en las zonas litorales, reciclar el plomo y concienciar a la población sobre la nociva presencia y acumulación de metales pesados en fondos marinos y zonas naturales.

En esta ocasión, la Asociación Hippocampus y la Fundación realizan un trabajo colaborativo para disminuir el impacto de este residuo y apoyar proyectos de conservación, al mismo tiempo que se favorece la economía circular.

Aprovechando este evento realizado en La Marina Nou Fontana, y con la colaboración del Ayuntamiento de Xàbia, la Fundación ha recibido un Certificado de Reconocimiento por su compromiso con la Responsabilidad Social Corporativa con el Medio expedido por la Dirección General de Medio Natural de la Comunidad autónoma de la región de Murcia.

EL "PROYECTO XÀBIA"

Según han explicado desde la Fundación Oceanogràfic, la elección de Xàbia como epicentro de este estudio no es aleatoria, sino que está motivada en que, junto a les Illes Columbretes, es el punto con mayor biodiversidad de la costa valenciana, es un "punto caliente" en tanto que tiene mucha presión a nivel turístico y sobre todo porque el Ayuntamiento ha mostrado su predisposición a apostar por un turismo sostenible y con ello, a que la conservación del patrimonio natural sea vinculante a la hora de tomar decisiones.

El proyecto, que abarca desde el Cap de Sant Antoni hasta la punta de Moraria, tiene una vertiente científica tanto a nivel ecológico -se han realizado tres campañas de inmersiones para tomar muestras por ejemplo de la posidonia y ver el impacto que deja la actividad náutica en verano- y socioeconómica, ya que a través de algoritmos se va a tasar esa biodiversidad y cuantificar qué supondría su pérdida, tanto para el bienestar de las personas como para los servicios básicos.

Otra fase es educativa y pretende transmitir los resultados a los agentes sociales e implicarles en la conservación y control de la diversidad marina. Para este reto se preparan acciones como exposiciones, documentales o coloquios en los colegios.