Una riada de tomate vuelve a teñir de rojo durante una hora las calles de Buñol (Valencia)

Participantes en la Tomatina de Buñol
AYUNTAMIENTO
Actualizado: miércoles, 25 agosto 2010 15:56

Autoridades congregadas en el Ayuntamiento guardan un minuto de silencio por los dos guardias civiles fallecidos en Afganistán

VALENCIA, 25 Ago. (EUROPA PRESS) -

Como cada último miércoles de agosto desde hace 65 años, miles de buñolenses y turistas de distintos puntos de la geografía nacional e internacional se han dado cita en la tradicional 'Tomatina' de Buñol, una original batalla pacífica que sustituye la munición por tomates y que ha congregado este año en las calles de esta localidad valenciana de apenas 10.000 habitantes a cerca de 45.000 'guerreros' ávidos de diversión a golpe de 'tomatazo'.

Declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional en 2002, la Tomatina se ha convertido en todo un referente de las fiestas de la Comunitat Valenciana dentro y fuera del país, como demuestra el hecho de que cerca de medio centenar de medios de comunicación se hayan acreditado para retransmitir la "jugosa" celebración, que ha comenzado a las 11.00 horas con el sonido del 'chupinazo' que marca el inicio de la contienda.

Al grito de "¡Tomate!", los miles de asistentes que se han congregado en las calles del municipio --y los vecinos que han osado asomarse a sus ventanas-- han contemplado durante 60 minutos el paso de cinco camiones con 100.000 kilos de tomates pera procedentes de La Llosa (Castellón).

La explosión de la segunda carcasa, a las 12.00 horas, ha puesto punto y final a esta 'guerra', momento en el que tanto asistentes como operarios de limpieza y vecinos se han puesto manos a la obra para dejar el centro de Buñol libre de todo rastro de la 'marea roja'.

Unos minutos antes del comienzo del festejo, la corporación local, encabezada por el alcalde de Buñol, Fernando Giraldós, y la concejala de Fiestas, Pilar Garrigues, junto con el delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Ricardo Peralta, y el eurodiputado socialista Andrés Perelló, han guardado un minuto de silencio por los dos guardias civiles asesinados esta mañana en Afganistán.

SIN INCIDENTES GRAVES

La concejala de fiestas, Pilar Garrigues, ha destacado, una vez concluido el evento, que todo "ha ido muy bien" y que, a pesar de que se ha congregado "muchísima gente" y se han superado las previsiones de asistentes en cerca de 5.000 personas, los asistentes "se han comportado".

En este sentido, ha precisado que no se han producido incidentes de relevancia, "salvo un pequeño grupo de 10 personas que se ha dedicado a romper alguna que otra camiseta" antes del inicio de la batalla. "Sin embargo, una vez se han repartido los tomates, no ha habido ningún problema", ha agregado la edil, que ha señalado, en declaraciones a Europa Press, que las calles de la localidad "han vuelto ya prácticamente a la normalidad" apenas una hora después del fin de la 'Tomatina'.

Con el objetivo de reducir a la mínima expresión las incidencias, que suelen estar protagonizadas por leves lesiones en los ojos y en los pies, el Ayuntamiento recomienda cada año no introducir botellas ni objetos duros para evitar cortes, aplastar los tomates antes de lanzarlos para que el golpe sea menos contundente o mantener una distancia prudencial con los camiones. Asimismo, los participantes suelen llevar gafas de buceo para evitar el escozor en los ojos provocado por el zumo de la hortaliza.

FACEBOOK

La popularidad de la Tomatina no pasa desapercibida en las redes sociales, que cuentan con grupos de fans en inglés y en español que, en algunos casos, como ocurre en Facebook, ofrecen la posibilidad de participar en ella de modo virtual, y más limpio, lanzando tomates a la cara de un amigo.

Los orígenes de la fiesta se remontan a 1945, cuando unos jóvenes que se encontraban en la plaza del pueblo se enfadaron porque no les dejaban participar en las fiestas de gigantes y cabezudos. En los alrededores había una tienda de hortalizas y los jóvenes, enfadados, comenzaron a lanzar tomates.

Al año siguiente, los jóvenes repitieron el altercado de forma voluntaria y llevaron los tomates de su casa. Aunque la policía disolvió estos encuentros en los años siguientes, los chicos habían hecho historia sin saberlo. A principios de los 50, la Tomatina fue prohibida y en 1955 se celebró en señal de protesta 'El entierro del tomate', una manifestación en la que los vecinos portaron un ataúd con un gran tomate dentro.

El desfile se acompañó con una banda de música que interpretaba marchas fúnebres y su éxito fue total. Finalmente, dos años más tarde, en 1957, se permitió la Tomatina y se instauró la fiesta de forma oficial.

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