El escultor Antonio Campillo afirma que "la mujer que se disfraza de modelo pierde interés para mi"

Actualizado: viernes, 10 febrero 2006 0:02


MURCIA, 9 Feb. (EUROPA PRESS) -

El escultor murciano Antonio Campillo manifestó hoy en Murcia que "no me gustan las mujeres que salen de los grandes almacenes, porque la mujer que se disfraza de modelo pierde interés para mi", y defendió que "para mí, la mujer es robusta, con una potencia física importante", por ello "la mujer murciana me felicita porque se ve reflejada en mis obras".

La sala de exposiciones de San Esteban acoge, desde hoy y hasta el 20 de marzo, la exposición 'Antonio Campillo' que, con carácter retrospectivo, pretende ser "una revisión, al tiempo que un merecido homenaje, de la obra de este artista murciano", según explicó el consejero de Educación y Cultura, Juan Ramón Medina.

La muestra reúne unas 48 obras, tanto de carácter laico como religioso, procedentes de colecciones privadas y públicas, seleccionadas por el comisario de la exposición Martín Páez, comentó Medina.

Asimismo, el consejero indicó que "debido a la importante producción de Antonio Campillo, así como por el interés y calidad de la muestra hace que se utilice la sala de exposiciones más emblemática de las que la Comunidad Autónoma cuenta en la capital murciana: San Esteban".

El catálogo que se ha editado para esta ocasión reúne textos de Martín Páez, Pedro Soler y Julián Pérez Páez, así como imágenes de las obras expuestas. Por su parte, Martín Páez diferenció dos etapas dentro de la muestra: "una primera época en la que destaca la escultura religiosa y otra escultura civil".

Páez explicó que "en época de posguerra, los escultores se veían un poco obligados por las circunstancias a realizar encargos que, generalmente eran religiosos". Posteriormente, en torno a los años 60, "Campillo pudo dejar esa obligación de encargo y se enfrenta una escultura más civil, ya no por encargo, sino su propia obra".

Según Páez, "ha conseguido hacer una obra excepcional que tiene presencia en toda España", aunque "a mi me gusta que tenga presencia local". Martín Páez recordó que Murcia tiene una escuela de escultura autóctona formada por José Planes, ahora olvidado; Juan González Moreno; Antonio Campillo; entre otros.

Campillo, sobre su época en la que representaba escultura religiosa, comentó que "yo siempre intenté hacer una escultura religiosa fuera de la tradición murciana, pero cuando lo hice ya no me encargaban obras, por lo que pasé a la obra civil".

El horario de visitas a la exposición, que permanecerá abierta hasta el 20 de marzo, es de martes a sábados de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 21.00 horas, y los domingos de 10.00 a 14.00 horas.

BIOGRAFÍA

Antonio Campillo nace en Murcia en 1928, y es en la Escuela de Artes y Oficios, y de a mano de Juan González Moreno, donde este murciano se forma como artista. Recibe una sólida formación del oficio junto con otros jóvenes como Paco Toledo, José Carrilero y José Hernández Cano, entre otros, que vincula su obra a una tradición escultórica mediterránea. De González Moreno adquiere el gusto por el modelado y la pasión por el cuerpo humano.

En sus obras siempre se aprecia ese gusto por lo tradicional, por lo clásico, aunque sin carecer de cierta modernidad. En 1946 recibe una beca de la Diputación Provincial y se marcha a estudiar a Madrid, culminando sus estudios en la Escuela Central de Bellas Artes de San Fernando.

Una vez acabada su formación, Campillo comienza su actividad durante los años de posguerra gracias a los numerosos encargos de escultura religiosa; y tras estos años de producción religiosa en su ciudad natal, decide regresar a Madrid movido por una necesidad de desarrollar un arte alejado de lo religioso y más centrado en transmitir sus emociones y su mundo interior. En 1966 comienza su actividad docente en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba, donde ejercerá hasta 1971.

En esta etapa su trabajo se destaca por su vinculación al flamenco, y es en ese momento cuando demuestra sus cualidades como retratista. Unos años más tarde, movido por el continuo reconocimiento que recibe en la capital y por su deseo de desarrollar al máximo su creatividad artística, se traslada de nuevo a Madrid y es en 1976 cuando gana una plaza en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid.