Fernando Marías Franco, ingresa en la Real Academia de la Historia

Actualizado: domingo, 24 junio 2012 20:37


MADRID, 24 Jun. (EUROPA PRESS) -

Fernando Marías Franco ha ingresado en la Real Academia de la Historia, para cubrir la vacante producida por el fallecimiento de José María López Piñero. El discurso que ha leído lleva por título 'Pinturas de Historia, imágenes políticas'. En nombre de la Corporación ha sido contestado por la académica Carmen Sanz Ayán.

La candidatura de don Fernando Marías fue presentada por los académicos don José Luis Díez, doña Carmen Sanz Ayán y don Martín Almagro Gorbea. El nuevo académico fue elegido el 21 de enero de 2011.

Según expuso Marías Franco en el discurso, las pinturas de historia poseen una función de conmemoración y preservación de la memoria gráfica de los hechos de un pasado más o menos reciente o remoto; y de su relativa actualidad dependerá su sentido político y no solo su función autocelebrativa.

Además, su dimensión política requeriría, en el proceso de su ideación y ejecución, la participación activa tanto de los políticos como de los gestores de la historia _los cronistas o historiadores_ al lado de los artistas, como productos de grupo más que estrictamente invenciones individuales.

En este sentido, explica que los cuadros del Salón de Reinos del antiguo palacio madrileño del Buen Retiro, y en particular su lienzo estrella, 'La recuperación de Bahía de Todos los Santos' de Fray Juan Bautista Maíno (1634-1635), incluso por encima de 'La rendición de Breda' del mismísimo Velázquez, son ejemplos de este proceder.

CELEBRAR EL PODER DEL REINO

El valido de Felipe IV, el Conde-duque de Olivares Gaspar de Guzmán, concibió el conjunto de los cuadros de batallas victoriosas de la década anterior y de los años inmediatos como una imagen celebrativa del poder del reino y de su acción política como primer ministro, pero también de su propia estrategia de la Unión de Armas y de la corresponsabilidad militar y financiera de los diferentes reinos.

El carácter coyuntural de algunos de estos cuadros por los actos de algunos de sus protagonistas dotó a estas imágenes pintadas de una dimensión política añadida. Así la implicación de Olivares en el programa en general y en el cuadro de Maíno en particular no solo está avalada por las fuentes documentales, de sus discursos y papeles, y por el encargo de una obra histórica al cronista real Tomás Tamayo de Vargas sobre el episodio brasileño, sino también por la inclusión de su propio retrato coronando a Felipe IV con el laurel del éxito militar y sosteniendo el estoque ritual de los juramentos de los súbditos ante el monarca.

Asimismo, el lienzo del dominico aunaba en el momento de su exposición pública su dimensión celebrativa de la monarquía y una política específica y, con la presencia de su general, la afirmación de la necesidad de los servicios de los diferentes estamentos de la sociedad en la defensa de los reinos de forma solidaria, de su premio y reconocimiento público, y de la posibilidad también de su perdón tras la desobediencia.

En este sentido, la riqueza del cuadro de Maíno es "sorprendente, no solo por sus múltiples calidades naturalistas y expresivas"; representaba no tanto la victoria de las armas como el poder superior del ejercicio de la clemencia y del perdón con unos súbditos rebeldes, los holandeses e implícitamente el propio Fadrique de Toledo; pero también mostraba el papel de otros grupos de ciudadanos, desde las mujeres portuguesas de Bahía que curan al soldado enemigo a los indios tupinambá que asisten como testigos a la escena del perdón.

Si el Conde-Duque estaba muy preocupado por la enseñanza de la juventud y en especial de la nobleza, y fomentaba el empleo de imágenes _grabadas o pintadas_ en su estrategia autocelebrativa pero también docente, los lienzos de este espacio tenían que convertirse en el momento de su desvelamiento no solo en un ámbito ceremonial sino también en palestra de discusión política y aula.