Alejandra Vallejo-Nágera desvela la receta infalible para seducir en su libro 'Psicología de la seducción'

EP
Actualizado: jueves, 10 abril 2008 14:47


MADRID, 10 Abr. (EUROPA PRESS) -

Alejandra Vallejo-Nágera desvela "la receta infalible" para seducir a los demás en su libro 'Psicología de la seducción' (Espasa). La especialista en psicología aplicada a la comunicación confirmó hoy, en una entrevista con Europa Press, que la seducción "no tiene que ver, en principio, con la belleza física ya que se trata de una actitud interna".

"Es un juego psicológico orientado a fascinar, una forma de comunicación persuasiva en la que entra en juego la personalidad de cada uno y en la que apenas interviene la apariencia física", aunque matizó que en ciertos perfiles sí está presente, como en el de Afrodita. "Pero incluso éste, en cuanto acapara la atención hacia su cuerpo, busca atraer desde otras perspectivas para asombrar al resto de manera constante".

'Psicología de la seducción' ofrece una amplia gama de arquetipos de seducción, que van desde el afrodita, al líder, pasando por el encantador, el intelectual, el artista, el rescatador o el divo. Explica los mecanismos y engranajes del seductor del que también se ofrecen sus puntos débiles de tal manera que el seducido, "al conocer las carencias del otro, pueda pasar rápidamente a seductor".

LA SEDUCCIÓN NO ENTIENDE DE GÉNEROS

Vallejo-Nágera explicó que la seducción no es una cuestión de género. "No hay ningún estudio que avale que uno de los sexos seduzca más que el otro". Lo que sí se ha descubierto, tal y como expone la autora en el libro, es que es "una cualidad que se desarrolla en la infancia y que está íntimamente ligada con la manera en que el niño se identifique e interactúe con sus progenitores".

Para Vallejo-Nágera, "la calidad de la relación y la figura a la que se enfoque determinará su actuación" con el resto de la humanidad cuando crezca. "Los niños líderes suelen mantener este perfil de seducción de adultos", sentenció.

Pero la buena noticia, según comentó la escritora, es que la seducción también se puede aprender. "Lo curioso al hablar de seducción es que lo unimos mentalmente a una atracción sexual o a destellos de sensualidad y eso no no es cierto en absoluto", defendió.

De hecho, la seducción se ejerce "casi de manera constante en planos muy diferentes de la vida: el profesional, el social o el familiar" ya que se trata de "una forma de comunicación con unos fines muy determinados y una estrategia psicológica específica". Siempre proveen placer, pero no el sexual, aunque a veces sí, pero "está más enfocado a conseguir que la persona que tienes delante se sienta importante, útil y valiosa frente a ti", aclaró.

SEDUCCIÓN ASEGURADA

Alguien nos parece atractivo porque muestra unas cualidades de las que uno carece o que uno tiene y admira de sí mismo. "El truco infalible para seducir a una persona es observar y fichar la emoción favorita de esa persona, engordarla y mostrársela así al sujeto a seducir".

Para acertar a la hora de fichar esa emoción prioritaria, la autora sostuvo que se tiene que haber observado detenidamente al otro. Sin embargo, añadió que "no se conseguirá nada si uno no aprende también a conocerse a sí mismo. "Hay personas que se empeñan en seducir de una manera que no corresponde en absoluto con su forma de ser, y los demás percibirán una sobreactuación artificial en su actuar".

Aunque, en un principio, todos pensamos que es mejor seducir que ser seducido, "ya que uno puede sentirse indefenso u objeto de una manipulación", en el fondo -admitió- "nos encanta que nos seduzcan porque principalmente nos están ofreciendo placer".

La autora describió que el proceso de seducción siempre pasa por cinco etapas: una primera de provocación, "que atraiga"; eso unido siempre a un halo de misterio, "de algo que no se acaba de conocer"; la elegancia, "que los distingue del resto, la corrección y la contención acompañan siempre este proceso". Pero para mantener esta atención se juega con el castigo para conseguir el control emocional del futuro seducido. "La cantidad de tormento que ejerza el seductor determinará si esa seducción es constructiva o perversa", concluyó.