MADRID, 11 Ene. (EUROPA PRESS) -
Editores y libreros han celebrado la inclusión en el proyecto de Ley de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de la bajada del IVA del 21% al 4% para los libros electrónicos, si bien discrepan en declaraciones a Europa Press en la repercusión que podrá tener en el mercado.
La facturación de los libros electrónicos en el último año ha supuesto un 5% del total, dejando el 95% restante para los libros en papel. Para Juancho Pons, presidente de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), sería "muy difícil" que, en caso de ser puesta en marcha la rebaja del IVA, se produjera una "amplia subida" de las ventas en 'ebooks'.
"Dudo mucho que ese 5% se convirtiera en un 15% o un 20%. El libro electrónico está ahí y es muy bueno, pero no creo que vaya a afectar al lector que quiere leer cada noche en su casa o cuando va en el transporte público", ha afirmado Pons, quien apunta que la medida será más beneficiosa para bibliotecas y archivos. "Las instituciones públicas sí que invierten millones de euros en suscripciones, libros electrónicos y bases de datos", ha añadido.
Mientras, el secretario de la Federación de Gremios de Editores, Antonio María Ávila, sí apuesta por "un crecimiento rápido" en las ventas, que podrían alcanzar incluso el 10% de facturación en el primer año de aplicación, aunque alerta que debería estar acompañado por el uso de todas las medidas antipiratería.
"No se va a igualar con el libro en papel, porque pasar de 120 millones de euros a 2.200 millones de euros es imposible. Pero sí alcanzar ese 10% de facturación. Más pesimista soy en la lucha contra la piratería y en que se sea capaz de frenar esta actividad: un 4% sigue siendo más caro que un 0%", ha ironizado.
En cualquier caso, desde los dos gremios se insiste en lo "positivo" del anuncio. "Hay muchas posibilidades de crecer y, a partir de ahora, aunque no salga, cuando un Gobierno nuevo entre al poder debería notar la presión de algo que la sociedad demanda", ha apuntado Pons. "Es un cambio que devuelve al natural la situación del libro, donde los contenidos son lo importante, no el soporte. Es algo que veníamos reclamando desde el año 2000", ha concluido Ávila.
