El Teatro Real estrena un 'Idomeneo' (Mozart) contemporáneo y pacifista que no convence a su público

El Teatro Real estrena un montaje hiperactual y en clave pacifista de 'Ideomeneo
JAVIER DEL REAL/TEATRO REAL - Archivo
Publicado: miércoles, 20 febrero 2019 0:44

MADRID, 20 Feb. (EUROPA PRESS) -

La propuesta contemporánea y en clave pacifista del director de escena canadiense Robert Carsen para 'Idomeneo, Ré di Creta', de Wolfgang Amadeus Mozart, no ha convencido al público del Teatro Real, que le ha recibido con abucheos en la noche del estreno.

Mejor suerte ha corrido el director musical y titular del coliseo madrileño, Ivor Bolton -que interpreta también al clave el acompañamiento de los recitativos-, junto a la Orquesta y Coro Titulares y el elenco, que han sido más aplaudidos desde el patio de butacas.

Especial acogida ha tenido la interpretación de Eleonora Burato en la piel de la desdichada Elettra, que se ha llevado los mayores 'bravos' de la función. Junto con ella, Eric Cutler se ha puesto en la piel de Idomeneo, David Portillo ha recreado a su hijo Idamante; Anett Fritsch ha encarnado a Illia; Benjamin Hulett ha interpretado a Arbace, Oliver Johnston ha sido el gran sacerdote de Neptuno y Alexander Tsymbalyuk, la voz del dios.

'Idomeneo' es una coproducción entre los teatros de Madrid, Toronto Roma y Copenhague que se presenta primero en la capital española y que cuenta con un total de 170 artistas. Ópera seria en tres actos, se estrenó en Múnich en 1781 y en el Teatro Real en 2008, pero en esta ocasión adopta la versión revisada por Mozart para su estreno en Viena en 1786.

Con un patio de butacas algo menos lleno de lo habitual, quizá porque el pase se ha adelantado una hora dada la duración de la pieza -3 horas y 15 minutos-, el primer acto arranca con una desolada playa abarrotada de refugiados ataviados con lo puesto y algunas bolsas en las que llevan los enseres con los que han huido de sus hogares.

LA VALLA

Todos ellos se sitúan a un lado de una valla que en el imaginario colectivo español se asemeja mucho a las que se alzan en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla para evitar el salto de los subsaharianos en busca de su sueño de llegar a Europa.

El espectador se coloca junto a los desdichados migrantes en un punto de vista contrario al que acostumbra a asistir a estos eventos migratorios a través de los medios informativos. Al otro lado de la reja, vigilan los militares y de fondo, está el Mediterráneo y un cielo casi azul que aguardan todavía en calma. Se trata de un videomontaje que permanece durante toda la obra y va mutando en tormenta, mar bravo y casi tsunami que parece abalanzarse sobre el foso de la orquesta y cuyo responsable es Will Duke.

LOS CHALECOS SALVAVIDAS

A lo largo de la representación, también se instala sobre la yermo paisaje un acuartelamiento donde los soldados se emborrachan con una conocida marca de whisky o se cubre la arena con montones de chalecos salvavidas rojos, los mismos que usan muchos desplazados por las guerras y la pobreza jugándose la vida en la travesía. Hasta aparece en la playa una de esas 'zodiac' desde las que a menudo piden ayuda a los buques de rescate cuando la embarcación zozobra.

En el tercer y último acto, el mar es sustituido por una imagen de la ciudad siria de Deir Al-Zor, destruida por la guerra, fotografía de la Agencia Reuters tomada por Khalil Ahawi. Al final, frente a esas ruinas, una multitud de militares va despojándose de sus armas y sus uniformes para volver a la condición de civiles en el alegato antibelicista que cierra el drama. "Que la diosa del amor infunda en su pecho paz de espíritu", cantan mientras de deshacen de sus ropajes.

Con este montaje, Carsen, que también firma la escenografía, junto con Luis F.Carvalho y la iluminación con Perter van Praet, ha querido revisar las luchas homéricas a las que Mozart puso música con el libreto de Giovanni Battista Varesco, basado en la obra Idomenée (1712) e inspirada en la obra teatral homónima de Prosper de Crébillon.

"La pregunta fundamental que plantea 'Idomeneo' es cómo afrontar el futuro después de una guerra", aseguró el canadiense durante la presentación de 'Idomeneo', para añadir que en la historia se enfrentan dos ideologías opuestas: la de la guerra y la agresión frente a la de la paz y el perdón. O, como apuntó el propio Bolton, refleja cómo las decisiones de unos pocos impactan sobre una mayoría.

Se trata del segundo proyecto consecutivo que Carsen capitanea en el Teatro Real después de estrenar en enero 'El oro del Rin', la primera parte de la tetralogía de 'El anillo del Nibelungo', de Richar Wagner, que también tuvo una respuesta desigual entre el público.

En efecto, como apuntó el director artístico del Real, Joan Matabosch, asistir a este 'Idomeneo' es como "leer el diario de la semana pasada", pero quizás es una puesta en escena demasiado fría para la historia que legó Mozart sobre el destino de los hijos de los héroes de Troya.

LOS HIJOS DE LOS HÉROES DE TROYA

Idomeneo, rey de Creta, regresa triunfante tras diez años de guerra entre Grecia y Troya y, en el camino ante una furibunda tempestad, promete a Neptuno la vida del primer mortal que se encuentre en tierra. Éste resulta ser su hijo, Idamante, que durante la ausencia de su padre libera a los troyanos vencidos y se enamora de Illía, hija del fallecido Príamo, rey de Troya.

Idomeneo decide que Idamante huya con Elettra, hija del difunto Agamenón, rey de Micenas, para evitar la muerte, pero finalmente, gracias al sacrificio de Idamante, que acepta su destino, el dios de los océanos le perdona la vida y le convierte en rey de Creta junto con su amada Illía.

Muchos ven en esta relación padre-hijo una nota autobiográfica pincelada por el músico alemán, que en 1.781 se enfrenta a su padre y se libera de la influencia del arzobispo Colloredo. Esta desafección parece estar presente en la música de 'Idomeneo', con un enorme salto creativo, así como la influencia de Chistoph Gluck en los números para coro, marchas e interludios orquestales de una partitura que ensalza con frescura recitativos, arias y números de conjunto, a pesar de estar encorsetada en las corrientes italiana y francesa de la época.

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