El Tau dinamita la final en diez minutos para levantar su quinta Copa

Actualizado: domingo, 19 febrero 2006 22:35


MADRID, 19 Feb. (EUROPA PRESS) -

Un ciclón llamado Tau Cerámica necesitó tan sólo diez minutos, lo que duró el primer cuarto, para dejar vista para sentencia la final (85-80) de la Copa del Rey de 2006, disputada en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, ante el Pamesa Valencia y confirmarse como el auténtico rey del torneo del k.o. de los últimos tiempos, con tres títulos en los últimos cinco años.

Si las gradas metieran canastas, los valencianos posiblemente habrían ganado este partido de largo, con una marea naranja que superaba con holgura a las camisetas azulgrana de los de Vitoria en el Palacio de los Deportes de Comunidad de Madrid, pero el baloncesto es otra cosa, un deporte donde cinco hombres miden sus fuerzas contra otros cinco, y ahí el Tau no dejó dudas a que, hoy por hoy, no tiene rival.

Diez minutos, lo que duró el primer cuarto (8-29), fueron necesarios para que los baskonistas se metieran en el bolsillo su quinta Copa, en su segundo título, tras la Supercopa de Granada, en un año 2006 que puede ser inolvidable para ellos, después del amargo sabor que les dejó la pasada temporada con las derrotas en la final de la Euroliga, ante el Maccabi Tel Aviv, y, especialmente, en la Liga ACB, con aquellos 40 segundos pesadilla del quinto partido ante el Real Madrid.

Fue un paso de gigante para un equipo que en los últimos tiempos ha sido protagonista en el baloncesto español, con cuatro finales de Copa en cinco años, y que vive a lo grande su época dorada, que le ha permitido acercarse a los tres 'grandes' en títulos (Real Madrid, FC Barcelona y Joventut).

El trofeo levantado en 1995 en la Copa en Granada, tras derrotar al Anway Zaragoza en la final, o posiblemente ya desde el año anterior, cuando cayeron ante el FC Barcelona en Sevilla a pesar de los esfuerzos del que es hoy su técnico, Velimir Perasovic, fueron las semillas plantadas para recoger unos frutos ya en estas últimas temporadas, donde han crecido de la mano de un jugador inmenso, Luis Scola.

Los de Perasovic, al igual que hicieron ante el Joventut y el Real Madrid, salieron en tromba. Su cinco inicial fue una máquina perfectamente engrasada donde su baloncesto era música celestial.

Prigioni era el perfecto director de una orquesta en la que, hoy al menos, nadie desafinó al ritmo que marcó con su batuta el base argentino y en la que el primer cuarto quedó, sin lugar a dudas, como su gran obra maestra, logrando la mayor diferencia en la Copa (21 puntos) desde que en la temporada 2000-01 se empezara a jugar con cuatro períodos.

INICIO ARROLLADOR

Esos diez minutos fueron un mal sueño, difícil de olvidar además, para el Pamesa y la consumación para el Tau de que en este deporte también se puede rozar la perfección. Los baskonistas fueron un martillo constante, con un inesperado Jacobsen, Scola y Hansen a la cabeza, que golpeó sin cesar el aro rival (8 de 11 de dos, 4 de 5 en triples y 1 de 2 en libres) en ese parcial, pero donde estuvo a una altura muy complicada de igualar fue en defensa.

Primero fue un 12-2 en un comienzo arrollador, después casi cinco minutos de secano en ataque para los taronjas, que vinieron acompañados de un parcial de 14-0 (26-7), y el Tau dejó a todo el mundo ya sin final. Del Pamesa apenas se supo en este que era su gran partido, o mejor dicho no le dejaron ni oportunidad de aparecer ante la contundencia y apetito con que actuó su rival en el inicio del encuentro.

Así, de Avdalovic, el 'alma mater' de este equipo de Ricard Casas, no se tuvo noticia hasta mediado el segundo cuarto, cuando sumó sus primeros puntos con un triple, para entonces ya estaba casi todo dicho, principalmente por parte del Tau, en el choque (42-25). Eran tan desiguales las fuerzas, eran tan grandes las distancias que separaba a uno de otro en el marcador que, a pesar de su deseo de rebelarse contra su destino, los valencianos tenían cara de saber ellos los primeros que su suerte en el partido ya se había jugado y había salido cruz.

El Tau convirtió así esta final en un partido con un cuarto de obra maestra y tres de relleno, una vez que todo quedó visto para sentencia en esos diez minutos. El Pamesa quiso de todas maneras ser un digno finalista y caer con la cabeza alta ante un rival como con el que se topó hoy enfrente, que fue imbatible. Aguantó el tipo en los siguientes actos, pudiendo decir incluso que los ganaron en los siguientes cuartos, pero el lastre que acumulaban del arranque de partido era ya insalvable para ellos.

Cayeron eso sí de pie, con el sueño, aunque sólo quedó en eso, de incluso una remontada imposible (61-68, min. 32), pero el miedo a ganar no pudo en esta ocasión con el Tau, que ya quemó gran parte de sus fantasmas del pasado ayer contra el Real Madrid, y no dejó escapar el que es su quinto título de Copa en sus año tras año más ricas vitrinas.