CIUDAD REAL, 30 Abr. (EUROPA PRESS) -
José Javier Hombrados y Mirsad Dzomba fueron dos de los principales protagonistas tras la consecución hoy por parte del Balonmano Ciudad Real de su primer título de la Liga de Campeones, aunque lo fueron por motivos diferentes.
El portero saboreó su tercer gran entorchado continental a sus casi recién cumplidos 34 años, mientras que el extremo croata pudo por fin poner fin a su maldición con la Copa de Europa, uno de los pocos trofeos que le faltan su amplio palmarés.
Hombrados tiene el mérito de no haber repetido con ningún equipo este éxito y también de no haber participado en la época dorada del FC Barcelona, el único 'grande' de España en el que no ha jugado.
Criado en la cantera del ya desaparecido Atlético de Madrid, dio el salto a una de las potencias de los 90, el Teka Cantabria donde logró la Copa de Europa en la temporada 1993-94.
Tras su breve paso por el Teucro, el madrileño fichó por el Ademar León en el que pasó cuatro temporadas antes de irse al Portland San Antonio, con el que ganó la 'Champions' en la 2001-2002 e hizo las maletas al Ciudad Real donde ha tardado cuatro años en sumar su tercer entorchado que engorda un palmarés de 17 títulos a nivel de clubes, más un oro mundialista, una plata continental y un bronce olímpico a nivel de selección.
DZOMBA, A LA SEPTIMA LLEGO LA VENCIDA.
Más tiempo ha tenido que esperar el extremo croata Mirsad Dzomba para poder besar el trofeo de la Liga de Campeones, en concreto 29 años, su edad actual, y un total de seis finales perdidas.
Y es que el internacional, que con Croacia lo ha ganado casi todo menos un Europeo (Oro mundialista en 2003 y Oro olímpico en Atenas 2004), era uno de los mejores jugadores del mundo, pero su palmarés a nivel de clubes estaba huérfano.
El croata debió respirar cuando el Portland San Antonio eliminó en los cuartos de final al FC Barcelona-Cifec. Y es que el conjunto catalán se había cruzado en su camino hasta en cinco ocasiones, cuatro cuando defendía los colores del Zagreb y la otra el pasado año cuando perdió la final con el Ciudad Real.
La otra ocasión en la que tampoco pudo saborear el éxito continental fue en la temporada 2001-2002 y su verdugo fue el Magdeburgo alemán.
