El Atlético se despide de la Copa ante el Zaragoza (2-2)

Actualizado: miércoles, 18 enero 2006 22:16

ZARAGOZA, 18 Ene. (EUROPA PRESS)

El Zaragoza logró su clasificación para los cuartos de final de la Copa del Rey, en los que se medirá al FC Barcelona, después de sufrir ante un esforzado Atlético (2-2) y gracias a la victoria lograda en el encuentro de ida en el Calderón (0-1) con un tanto de Ewerthon.

En 26 minutos de juego, el equipo maño ya había mostrado las vergüenzas rojiblancas en defensa, del todo preocupantes, aunque Murcia sentase a Perea y ofreciese la titularidad a García Calvo, pero el Atlético mostró actitud y siguió peleando la eliminatoria, hasta el punto de situarse a un sólo gol.

La primera media hora de juego evidenció las carencias del Atlético y el Zaragoza se aprovechó. Cani desnudó a toda la zaga rojiblanca en dos ocasiones, que supusieron dos tantos para el Zaragoza.

En la primera, Cani recogió el rechace de Falcón a su propio remate, ante la pasividad de la zaga rojiblanca, para poner cuesta arriba una hipotética remontada colchonera. Y en la segunda se deshizo de Pablo en una banda para regalar el tanto a Oscar.

No había sido mala la puesta en escena del Atlético. Murcia arriesgó como el partido merecía, con Galletti de titular en el flanco derecho, Petrov, Ibagaza, y Torres y Kezman en ataque, pero el equipo siguió sin funcionar, sobre todo a la hora de fabricar fútbol.

El Zaragoza, consciente del resultado de la ida, apostó por mantener el orden y aprovechar la contra, pero cada vez que imprimió velocidad al juego saltó por los aires el entramado atlético.

KEZMAN DA ESPERANZA

Con los dos goles maños, la eliminatoria parecía resuelta, pero el Atlético encontró esperanza al filo del descanso en Kezman, que remachó un rechace de César, y mejoró su imagen, como ya hiciera ante el Real Betis en el debut de Pepe Murcia en el banquillo.

El gol dio bríos a los rojiblancos que creyeron entonces en la remontada. Con más corazón que fútbol, el Atlético encogió al Zaragoza especialmente en el inicio del segundo acto cuando Galletti agradeció el gesto de su entrenador logrando el empate, gracias también al empeño impagable de Torres por pelear un balón ante César.

Al Zaragoza entonces le entró miedo porque un gol le dejaba fuera y convirtió su área en una pared. El Atlético lo intentó, sin mucha claridad, pero sus esfuerzos fueron inútiles y quedó apeado de una competición que ya no puede desvirtuar su verdadero objetivo en la presente temporada, arreglar su papel en la Liga.