El Fenerbahçe da la sorpresa y elimina a un Sevilla condenado por sus propios errores

Actualizado: miércoles, 5 marzo 2008 0:00


SEVILLA, 5 Mar. (EUROPA PRESS) -

El Fenerbahçe dio hoy la campanada y eliminó al Sevilla en octavos de final de la Liga de Campeones, tras un resultado, al final del tiempo reglamentario, de 3-2, que igualaba el marcador obtenido por el conjunto turco hace dos semanas en Estambul y que, a la postre, resultó decisivo para que los otomanos pasaran a cuartos gracias a su acierto en la tanda de penaltis que siguió a la prórroga.

A diferencia de lo ocurrido entonces, el técnico sevillista, Manolo Jiménez, puso hoy en liza a su once de gala, incluido a Capel en el costado zurdo, el mismo en el que el Fenerbahçe echaba de menos al lesionado Roberto Carlos. Pero los turcos no tuvieron tiempo ni de asentarse en el campo, porque una falta botada en el minuto 5 por Alves se la 'tragó' el meta otomano Demirel, volteando desde el mismo comienzo la eliminatoria.

Los blanquirrojos, con el partido a su favor, habían descubierto, además, la tremenda vulnerabilidad del cancerbero rival. Por eso, Keita, en el minuto 9, probó de nuevo en un tiro lejano y con inmejorables resultados, porque Demirel, como acababa de hacer en el 1-0, se 'comió' la bola, entre el delirio del hoy repleto estadio Sánchez Pizjuán. Se olía la goleada, ante un Fenerbahçe desquiciado, que se cargaba de tarjetas en defensa y que no pudo acercarse a los dominios de Palop hasta pasado el cuarto de hora.

Sin embargo, poco después el único punta visitante, Kezman, avisaba en una jugada con enorme peligro, para que, a renglón seguido, en uno de los ya clásicos despistes de la zaga local, Deivid acortara distancias a la salida de un córner. El encuentro se parecía cada vez más al de ida, con un dominio apabullante del Sevilla que, sin embargo, no terminaba de matar a un adversario capaz de hacer daño en cualquier llegada, como estuvo cerca de ocurrir en una falta a la que no llegó Edu por muy poco y, luego, Vederson con un tremendo trallazo que rozó el poste.

Se echaba de menos la aportación de hombres como Alves, Kanouté y Luis Fabiano, en un momento en el que el Fenerbahçe mandaba, además, en el centro del campo ante un Sevilla mucho menos atrevido. Así estaban las cosas cuando por fin apareció Kanouté para rematar un centro de Alves que, tras pegar en un defensa, significó el 3-1.

Parecía encarrilarse definitivamente el pase a la siguiente fase de los andaluces. Pero el Fenerbahçe no se daba por muerto e iba a propiciar un final del primer tiempo cardíaco, con dos ocasiones nítidas, primero en botas de Ugur y, luego, en un tiro casi a puerta vacía, que Poulsen salvó en la misma línea de gol.

MAZAZO DEL FENERBAHÇE

La segunda mitad comenzó con los otomanos buscando el gol con el que empatar el global de la eliminatoria, y el Sevilla esperando para castigar a la contra aunque, a medida que pasaban los minutos, el empuje del Fenerbahçe se revelaba absolutamente inocuo. Aún así, el partido pasó por una fase de toma y daca nada tranquilizadora para los de casa, que sólo asustaron con un ajustado testarazo de Keita.

Confiado, Jiménez movió banquillo, y quitó a un delantero, Luis Fabiano, por un jugador de contención, Renato, Y entonces llegó el mazazo en un nuevo 'regalo' de la defensa sevillista, que permitió a Deivid rematar hasta dos veces una falta que, a la segunda, fue gol. Con la eliminatoria igualada, los dos equipos llegaban a la prórroga.

Maresca por Poulsen era el nuevo cambio de Jiménez al comienzo del alargue, que le dio al Sevilla el dominio del juego, aunque era el omnipresente Deivid quien tenía en sus botas el tercero de su equipo y de su cuenta particular en tiro desde la frontal, que se marchó afuera. Unos y otros acusaban cada vez más el lógico desgaste físico, y se intuía que el primero que fallara iría al 'hoyo'.

El técnico del Fenerbahçe, Zico, hizo entonces las dos sustituciones que se había guardado como oro en paño, pero que, a la postre, tampoco sirvieron para evitar que el envite se tuviera que decidir desde el punto fatídico, donde la suerte, cayó del lado turco.