Actualizado: miércoles, 2 abril 2008 1:06
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   GELSENKIRCHEN (ALEMANIA), 2 Abr. (EUROPA PRESS) -

   Con un gol de Bojan Krkic antes del cuarto de hora de juego que convirtió al delantero de Linyola en el segundo goleador más joven de la historia de la Liga de Campeones, el FC Barcelona logró anoche un valioso triunfo ante el Schalke 04 en Alemania que le permite encarar con optimismo el partido de vuelta de los cuartos de final de la máxima competición europea en el Camp Nou y que supone un alivio para el equipo que dirige Frank Rijkaard.

   Los azulgrana buscaban en Gelsenkirchen una victoria con la que reafirmarse como aspirantes a la corona europea y que calmase los ánimos en Can Barça en unos días convulsos por la derrota ante el Betis (3-2) que ha vuelto a situar a Rijkaard en la cuerda floja. Y la encontraron, gracias a un tanto de Bojan, que lleva cinco goles en los cinco últimos partidos, y después de sufrir para aguantar el tirón de los alemanes en el segundo tiempo.

   El goleador catalán, que ya es el segundo más precoz en la historia de la Liga de Campeones (17 años y 216 días), adelantó al Barcelona en una acción de oportunismo en el minuto 12 al aprovechar un balón que le dio Henry. Iniesta creó el peligro con un pase sensacional al francés, cuyo primer disparo fue rechazado por el portero Neuer y que no pudo chutar a puerta en el segundo, aunque tocó para Bojan, que esperaba en boca de gol.

   La ventaja dio tranquilidad al Barcelona y pesó en las piernas de los alemanes, que apenas intimidaron al equipo culé y acabaron el primer tiempo sin haber tenido una sola oportunidad clara. Lo intentaron en algunos balones altos, su mayor peligro, pero no le perdieron el respeto a un Barça dominador que tuvo como referencia a Bojan, al que Rijkaard situó de delantero centro, con Eto'o por la banda derecha y Henry por la izquierda.

   Bojan ya había vuelto a demostrar en el gol que tiene la virtud de estar siempre en el lugar adecuado, siguiendo el movimiento del balón para desesperación de sus marcadores, y creó muchos espacios, pero tampoco el Barça dispuso de muchas ocasiones de gol. Cuando más cerca estuvo fue en un despeje fallido de Bordon, a punto de colar el balón en su propia portería, tras un pase de Eto'o que buscaba a Bojan, solo esperando tras el central.

   EL BARÇA SUFRE PARA AGUANTAR LA PRESIÓN DE LOS ALEMANES HASTA EL ÚLTIMO MINUTO

   El Barcelona, práctico y medianamente seguro, pese a algún despiste en defensa, se fue al descanso con el 0-1 en un partido poco vistoso, ante un rival que esperaba su oportunidad en un contraataque o en algún balón colgado al área. En el segundo tiempo, los alemanes trataron de reaccionar, ejercieron mayor presión y se fueron animando. El Barça debía demostrar entonces la solidez que no tuvo hace cuatro días ante el Betis.

   Pasada la media hora en el segundo tiempo, el Barça empezó a sufrir y se llevó un par de buenos sustos a 20 minutos del final, primero por un remate de Asamoah que salió fuera por poco y, en la siguiente jugada, por un tiro de Altintop, solo ante Valdés, que también se marchó desviado junto al poste derecho del portero azulgrana. Entonces, Rijkaard empezó a cambiar algunas piezas para dar aire al centro del campo, donde sobre todo sufría Touré.

   El marfileño, muy mermado por sus problemas en la espalda, por los que está siendo infiltrado en las últimas semanas para aplazar su paso por el quirófano hasta final de temporada, fue el primero del Barça en dejar el campo, en el 73, cuando fue sustituido por Márquez. El Schalke, por su parte, había renovado su ataque con la entrada del uruguayo Vicente Sánchez por el goleador Kuranyi y del danés Larsen por Asamoah.

   El equipo alemán encerró al Barça en los minutos finales, en los que Westermann reclamó un penalti por un agarrón de Abidal, mientras el Barça, que no atacó en la segunda parte, perdía tiempo con las sustituciones de Eto'o y de Bojan, castigado por la dureza de los locales. En los cuatro minutos del tiempo añadido, que se hicieron interminables para los culés, Valdés evitó el empate al rechazar un cabezazo de Bordon en un saque de esquina.


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