Actualizado: jueves, 8 mayo 2008 2:20
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   MADRID, 8 May. (EUROPA PRESS) -

   Una versión notable del Real Madrid se cruzó con una indolente del FC Barcelona para redondear la consecución del título liguero.

Fue una noche de fiesta para el madridismo, con una festejada y merecida victoria (4-1) sobre el eterno rival, con el que 'jugueteó' por momentos y que terminó ajusticiando y enviando a la previa de la 'Champions' con goles de Raúl, el enésimo, Robben, Higüaín y Van Nistelrooy.

   El ímpetu y la calidad derrochada por los blancos doblegó desde el principio los trazos de fútbol de salón que practica en ocasiones el FC Barcelona. La fuerza demostrada por Gago y Diarra en la zona ancha, que se transformaba en sutileza cuando el esférico alcanzaba a Sneijder o Guti, fue demasiado para un conjunto azulgrana rendido, sin la intención necesaria para hacer frente a un equipo lanzado y que se quebró en la segunda mitad.

   No había mejor manera de hacer bueno el título que haciendo sufrir al FC Barcelona, y el Real Madrid lo consiguió desde la consistencia, aprovechando la herida emocional de un club en momentos de máxima dificultad. Toda la solidez que demostró el equipo de Schuster fue endeblez en el Barça, desde Valdés, algo temeroso, hasta el dúo de centrales integrado por Márquez y Puyol, pasando por su trío de ataque, intrascendente.

   La actitud plausible del Barça permitió el lucimiento de los blancos, que se gustaron en la segunda mitad, incluidos jugadores con otro sello como Diarra. Un conjunto azulgrana roto acarició el ridículo en la segunda parte, aunque al menos evitó la 'manita' que pregonaba la afición merengue y batió a Casillas por medio de Henry.

   Los argumentos ofensivos del cuadro azulgrana tampoco existieron porque el delantero francés, pese al gol fue el de toda la temporada, un jugador que ha reducido su motor, Bojan pasó desapercibido y Messi fue presa de la superioridad blanca en la medular. El Real Madrid situó paulatinamente los escalones para ascender al trono. Atosigó la salida de balón del Barça y sobre todo maniobró con celeridad en la frontal del área de Valdés.

   El Barça acrecentó el buen juego merengue con su pasividad y falta de soluciones en el centro del campo. Touré recibió escasa ayuda, ninguna cobertura de Xavi ni ayudas de Gudjohnsen, sustituido a la media hora de juego por Sylvinho.

   FESTIVAL BLANCO

   Y a este escenario se sumó el símbolo madridista de la última década, Raúl González. El capitán aprovechó un balón suelto en la frontal, tras combinación de Sneijder y Guti, para remachar al FC Barcelona al cuarto de hora. Un golpe a la débil moral visitante que se hizo más grande siete minutos después con el segundo gol de los blancos, de Robben de cabeza, como en Pamplona.

   El festival estaba servido y en el segundo acto el Real Madrid encontró más actores de lujo para conmemorar su título. Higüaín, el ejecutor de Pamplona, fue el primero de ellos. Un minuto llevaba en el campo cuando encontró la portería de Valdés, previa jugada personal de un enorme Diarra porque el FC Barcelona asistió a la mejor versión del medio africano.

   Un Barça inexistente vivió su particular calvario en esta segunda mitad. Le tocaba el turno a Van Nistelrooy y el holandés, dos meses después de su lesión de tobillo, transformó el cuarto para los blancos de penalti tras unas manos de Puyol en el área.

   En el tramo final, el Barça palió el vendaval de los blancos y anotó por medio de Henry antes de que el colegiado pusiera fin a un encuentro especial para los blancos e inmejorable para festejar un título de Liga que consolidó desde la segunda jornada del campeonato.


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