El Real Madrid no se clasifica para la final de la Copa del rey a falta de un gol para la remontada

Actualizado: miércoles, 15 febrero 2006 0:28


MADRID, 14 Feb. (EUROPA PRESS) -

El Real Madrid firmó un partido de película, pero no halló un final feliz para haber culminado con cinco tantos una histórica remontada ante el Real Zaragoza (4-0) en la Copa del Rey después de un esfuerzo titánico, que le llevó a conseguir a dentelladas cuatro goles, tres de ellos en los primeros diez minutos y soñar con lo imposible.

El recurso de las noches mágicas funcionó en el Santiago Bernabéu, al menos para permitir al conjunto blanco disputar una eliminatoria que entregó en el horrible partido de La Romareda y para enseñar que ese otro fútbol todavía es posible. El equipo blanco rozó la proeza e hizo vibrar a sus aficionados con toda la intensidad que este juego permite, aunque el resultado no le alcance para jugar la final de la Copa del Rey, que ya disputó y perdió en 2002 y 2004, precisamente la última ante el Zaragoza.

El escenario estaba dispuesto desde que los jugadores blancos entraron en el vestuario de La Romareda. Su pesar se transformó en ilusión, y la ilusión se transmitió a los aficionados gracias a la maquinaria mediática del club y las manifestaciones de los propios jugadores, conscientes de que la remontada era casi un imposible, pero con una cuota de probabilidad que permitió llenar el coliseo merengue.

De inicio, todas las proclamas de remontadas históricas y proezas que jalonan la historia del club tornaron realidad con un remate imposible de Cicinho cuando transcurría el primer minuto de juego. El brasileño enganchó un disparo desde treinta metros que 'rompió' las mallas de la portería defendida por César.

El de Cicinho fue el primer impulso para presenciar con más interés el encuentro. Al Real Madrid ni siquiera le había dado tiempo a hacer méritos futbolísticos ni tampoco había exhibido argumentos ofensivos. Pero era un huracán.

A los cinco minutos, Robinho hacía posible todas las apariencias previas al partido al aprovechar un rechace en el área y transformar el segundo. El espíritu madridista pareció personarse en el estadio cuando a los diez minutos, Ronaldo, en un escorzo poco habitual, hinchaba las gargantas madridistas, con el tercero tras un pase de Beckham.

EL REAL MADRID VUELVE A LA ELIMINATORIA.

En sólo diez minutos, el Real Madrid había logrado volver a la eliminatoria, de la que se marchó excesivamente pronto en La Romareda. La apuesta había sido sencilla, pero eficiente. Fe en el triunfo y un acierto exquisito en el remate, como había advertido López Caro en la víspera.

Con el aliento contenido, la grada merengue llevó en volandas a un equipo que no jugó al fútbol, pero al que le funcionaron los golpes de efecto. También Casillas contribuyó con una parada a remate de Ewerthon dentro de los doce apasionantes primeros minutos.

El Zaragoza había sido atropellado en el juego y en el marcador, pero no se desmoronó y siguió de pie. El mazazo le había tocado, sobre todo en defensa donde las imprecisiones y los nervios eran evidentes. Sin embargo en ataque siguieron demostrando su potencial. Cani y un veloz Ewerthon complicaban a la defensa del equipo blanco, demasiado desguarnecida en varias ocasiones, aunque el partido así lo requiriera.

El Real Madrid tomaba aire y volvía a la carga, con empuje, casta y corazón, con centros de Beckham y la movilidad de Zidane como mejores aliados. El Madrid no tejía fútbol, pero cuando llegaba a la zona de definición rondaba siempre el gol. Sergio Ramos y Zidane disfrutaron de una doble ocasión a los veinte minutos, y Baptista repitió dos después.

El caudal de ocasiones locales fue desvaneciéndose paulatinamente con el transcurso de los minutos mientras las aproximaciones del Zaragoza empezaba a llevar veneno a las inmediaciones de Casillas.

ROBERTO CARLOS RENUEVA EL ESPIRITU.

El fútbol y el aliento que poco a poco empezó a desaparecer en el equipo blanco se renovó de un plumazo con un nuevo disparo que fulminó la portería de César. Roberto Carlos, en una jugada ensayada, se liberó con un recorte un espacio para el lanzamiento y soltó su zurda para conquistar el cuarto gol, de nuevo con un brasileño de protagonista.

Al Zaragoza le escamotearon un tanto de Ewerthon en un supuesto fuera de juego, pero sus contragolpes estaban cada vez más cerca de ponerle la puntilla al Madrid. El equipo blanco lo apostaba todo a la casta y a alguna acción de calidad de sus jugadores, aunque sus aproximaciones en la segunda mitad fueron menos evidentes que en el primer acto.

Ese quinto gol que hubiera supuesto la gloria deportiva para los madridistas no llegó y los aficionados maños podrán festejar una final de Copa que también merecieron, pese a que el Real Madrid le enseñó de lo que es capaz un equipo de fútbol cargado de fe e ilusión.