DESCONECTA, 29 May.
La educación de nuestras mascotas es crucial en su desarrollo posterior. Lo que aprendan de pequeñas se quedará grabado en sus mentes hasta que sean mayores.
La prueba de que el aprendizaje animal es tan decisiva nos llega con Tally, una perra mezcla de Husky y Alaskan Malamute que se comporta como un gato.
Esta peculiar característica se debe a que Tally se crió con gatos desde muy pequeña e, inevitablemente, copió sus hábitos llegando a comportarse como otro felino más.
En las fotos compartidas por su dueña, Tally remolonea como la que más y duerme en la habitación en la que estén sus dueños, siempre adoptando las posturas más típicas de los gatos. Además, es extremadamente perezosa y duerme sin parar.
Pero lo que más le hace parecerse a un gato es su forma de jugar. Le encanta meterse en las cajas, revolver todo lo que tenga papeles..., es decir, meter el hocico donde menos le conviene.