EDIZIONES, 23 Mar.
Esta es la historia de la bicicleta robada a Amanda Needham, de Brooklyn, Nueva York. Amanda iba de su casa al trabajo en su querida bicicleta de 200 dólares. Un día, cuando fue a cogerla para ir a trabajar, vio que había sido robada. Un verdadero fastidio, porque además de no poder ir al trabajo en su medio de transporte preferido, no tenía dinero para comprar otra. Con cierta rabia, decidió poner un cartel dirigido al ladrón:
“A la persona que robó mi bicicleta espero que la necesites más que yo. Gasté 200 dólares y la necesito para llegar al trabajo. No puedo comprar otra. La próxima vez, roba el Peugeot de un hipster. ¡O no robar! PD: Devuélvela”.
A pesar de que su esposo le instó a quitar el cartel, ella no lo hizo. Y pronto comenzaron a llamar al timbre. En primer lugar llegaron dos chicos jóvenes con una bicicleta vieja. “¿Fue a ti a quien robaron la bicicleta?”, preguntaron. “Es que a mí me pasó lo mismo y tenía esta por ahí, así que pensamos que podrías utilizarla”.
Amanda, a pesar de que se negó muchas veces, acabó aceptando el amable regalo de los jóvenes. Pero ahí no acaba la historia. Una mujer llamó a su puerta y le preguntó qué tipo de bicicleta necesitaba. “Yo no entiendo mucho de bicicletas, pero si veo la que necesitas te la traeré” dijo la adorable señora. Momentos después, el timbre volvió a sonar.
Esta vez se trataba de un hombre. Aseguró que era un comerciante de arte, que había visto el cartel y que había subido una foto a instagram. Él y sus seguidores comenzaron a hablar y “nos preguntamos si podíamos comprar tu cartel por unos 200 dólares”, le dijo a Needham. Ella aceptó. Después de esto, Amanda fue a ver a JoAnne Nicolisi, una mujer que regenta un negocio de reparación de bicicletas llamado Court Cycles. Allí llevó la vieja bicicleta que los chicos le habían regalado.
Amanda se comprometió con ella que, si arreglaba la bicicleta gratis, ella se comprometía a darle publicidad a su negocio por redes sociales. Ella aceptó el trato y así nació la Karmacycle, que busca regalar bicicletas a quien las necesite.
De una historia mala, nace una maravillosa gracias a la bondad de la gente. No todo lo que ocurre es malo, ¿verdad?
