MADRID, 11 jun. (EDIZIONES)
Los deportes de riesgo despiertan en el ser humano una combinación de adrenalina, valentía y atrevimiento que a muchos engancha y a otros, sin embargo, causa el efecto contrario.
El salto base, también conocido como el deporte más peligroso del mundo (su tasa de muerte es de 1 entre 2.300 saltos), es uno de esos deportes que envalentona a los saltadores experimentados a hacer posibles líneas de vuelo imposibles rizando el rizo con tan poco margen de error que cualquier fallo podría traducirse en catástrofe y, aún así, disfrutan de las mieles del éxito como el mayor de los triunfos.
El instructor de paracaidismo y piloto de salto base experimentado, Alejandro Villa González, se aventuró a atravesar volando un agujero de tres metros de ancho en una roca equipado con un traje de alas a una velocidad de 230 km/hora.
La hazaña tuvo lugar el pasado 13 de noviembre entre las montañas de los Pirineos aragoneses. Aquel día Alejandro se enfundó su traje de alas y se lanzó ladera abajo para atravesar un estrecho agujero de tres metros en la roca. Y lo logró. Y celebró su éxito con un sonoro grito cuando se abrió su paracaídas.
Según el propio Alejandro Villa González él es la segunda persona en completar un truco de estas características, después de que el fallecido saltador italiano Uli Emanuele lograra atravesar un agujero de dos metros de ancho en roca en el año 2015.
