DESCONECTA, 06 Mar.
La isla de Saint Marteen, perteneciente al archipiélago de las Antillas Menores del mar Caribe y es la más cercana a la isla de Puerto Rico. Aunque es una isla relativamente pequeña, Saint Marteen es un reclamo para los turistas que quieran experimentar uno de los 'must' que toda persona debe vivir, al menos una vez en la vida: ver aterrizar y despegar los aviones en el aeropuerto de Maho Beach.
Esta isla de 88 kilómetros cuadrados de superficie está divida en dos partes: la francesa y la holandesa. En esta última, se encuentra el Aeropuerto Internacional Princesa Juliana, cuya pista de despegue y aterrizaje se encuentra a escasos metros de la playa pública de Maho Beach. Una carretera de dos carriles y doble sentido en la que a penas cabe a lo ancho un coche en cada uno, es lo que divide la pequeña playa de las vallas de malla metálica del aeropuerto.
La playa cuenta con dos chiringuitos de un lado y con un complejo hotelero de otro y bañarse o estar en ella no está prohibido por ninguna señal de peligro. De hecho, posicionar una silla mirando hacia el mar es la actividad preferida de todos los que acuden hasta esta zona, pues tienen un puesto privilegiado para ver un espectáculo aéreo que pone los pelos de punta (literalmente).
Este vídeo en slow-motion, subido por el fotógrafo y bloguero 'Pluning' a su red de Instagram, es una prueba de lo que con palabras es difícil de definir. Un avión comercial E-190 se aproxima por el horizonte hasta la pista del Princesa Juliana para tomar tierra y lo hace a escasísimos metros de los bañistas, que cámara en mano intentan capturar la instantánea de sus vacaciones.
https://instagram.com/p/zFyb4WDkCs/" style=" color:#c9c8cd; font-family:Arial,sans-serif; font-size:14px; font-style:normal; font-weight:normal; line-height:17px; text-decoration:none;" target="_top">Un vídeo publicado por Paul Luning (@pluning) el
La sensación es vertiginosa e infunde todo el respeto que se les puede tener a estas máquinas aéreas y los turistas tienen la ocasión de experimentarla, por lo menos 7 veces en una mañana de tráfico aéreo concurrido.
Este espectáculo que entra en la lista de 'cosas que hacer al menos una vez en la vida' siempre ha llamado la atención y numerosas han sido las fotografías de aficionados y profesionales de la fotografía que han podido tener la oportunidad de poder hacerlo.
