Anuncia la apertura de una investigación para determinar si las petroleras manipulan al alza el precio de los combustibles
NUEVA YORK, 25 Abr. (del corresponsal de EUROPA PRESS Carlos López) -
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunció hoy la suspensión hasta otoño del aprovisionamiento de la reserva federal estratégica de petróleo, una medida que si bien va dirigida a destinar el flujo sobrante de crudo al mercado sólo tendrá un impacto relativo, al no ser una gran cantidad.
"Todo ayuda", aseguró Bush ante la Asociación para los Combustibles Renovables. El presidente ordenó asimismo la suspensión de las garantías de protección medioambiental relativas a la producción de gasolina, de manera tal que las refinerías puedan responder al alza de la demanda que con la llegada de la temporada estival presiona los precios de los combustibles.
La escalada en el precio del petróleo y la caída a mínimos históricos de la popularidad del presidente Bush han empujado al Ejecutivo a decidir la suspensión temporal de los controles sobre el enriquecimiento de los combustibles. Las refinerías podrán cesar en la adición de compuestos que se utilizan para cumplir las normativas medioambientales.
El presidente Bush aseguró que la situación de las reservas actualmente permiten garantizar el abastecimiento para los próximos meses en el caso de que se produzca una interrupción de emergencia en el suministro. Para el jefe del Ejecutivo, el alza de los precios está actuando como un impuesto oculto para los consumidores y empresas.
Asimismo, durante su discurso pidió al Congreso que anule de forma retroactiva los incentivos fiscales de los que gozan las compañías petroleras, cuyos beneficios compensarán dichas pérdidas. Por otro lado, anunció la apertura de una investigación para determinar si las petroleras manipulan al alza el precio de los combustibles.
Entre otras medidas, reclamó además más ayudas a la compra de vehículos híbridos e incrementar el uso de combustibles alternativos.
El alza imparable de los precios del crudo de las últimas semanas obedece, según los analistas, a la especulación y a las tensiones geopolíticas relacionadas con la violencia en Nigeria y el programa nuclear iraní, entre otros problemas.
EL DESAFÍO IRANÍ
Ali Larijani, el principal negociador nuclear iraní, declaró que su país dejará de cooperar si el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas le impone sanciones, y amenazó incluso con ir más lejos y ocultar su programa atómico si Occidente adopta cualesquiera otras "medidas duras".
Ésas fueron las declaraciones más duras de desafío por parte de Irán antes de la fecha límite del viernes que el Consejo de Seguridad de la ONU ha dado al país, con el propósito de que detenga cualquier enriquecimiento de uranio, y se producen un día después de que el presidente del país dijera que el Consejo no impondrá sanciones y advirtiera de que está pensando en retirar a Teherán del Tratado de No Proliferación Nuclear.
EE.UU, el Reino Unido y Francia aseguran que Irán quiere usar uranio enriquecido para armas nucleares, no únicamente para producir electricidad, lo que Irán niega.
Irán, el cuarto exportador mundial de petróleo, aporta más de 2,5 millones de barriles diarios, con destino sobre todo a la India, Japón y China, que se ha convertido en el segundo consumidor del mundo, con ritmos de crecimiento anual del 10%.
Los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que generan el 40% del crudo mundial, ya bombean al límite de su capacidad. Sólo Arabia Saudí tiene margen, pero su crudo, más pesado, es menos apto para fabricar gasolina.
Tras el brote de violencia en el delta del Níger por parte de las milicias rebeldes, Nigeria recortó su producción en marzo en 460.000 barriles diarios, la quinta parte de su capacidad.
Venezuela, otro gran productor, inquietó al mercado reafirmando hace unos días su intención de dar al Estado un mayor control de los yacimientos de petróleo operados por compañías extranjeras.
El barril de Brent para entrega en mayo se cotizó a 73 dólares a las 18.57 horas, después de haber alcanzado los 74,02, en el International Petroleum Exchange de Londres, mientras que el Texas para entrega en junio bajó 53 centavos, hasta los 72,80 dólares, en el Nueva York Mercantile Exchange, tras los anuncios realizados por el presidente Bush.
