Reino Unido aboga por obligar a las 'Big Four' a segregar totalmente sus servicios de auditoría

Torres
EP
Actualizado: martes, 2 abril 2019 9:47

LONDRES, 2 Abr. (EUROPA PRESS) -

Las grandes firmas de servicios profesionales del Reino Unido, KPMG, EY, PwC y Deloitte, conocidas como 'Big Four', deberían ser obligadas a llevar a cabo la completa separación legal de sus respectivos negocios de auditoría del resto de actividades que desarrollan con el fin de mejorar la independencia y la transparencia, según recomienda a la Autoridad de la Competencia y los Mercados de Reino Unido (CMA) un informe elaborado por una comisión del Parlamento británico.

El documento no solo respalda así la propuesta del regulador británico de llevar a cabo una separación operativa entre los negocios de auditoría y el resto, sino que considera "más eficaz" para abordar los conflictos de interés y brindar el "escepticismo profesional" necesario para realizar auditorías ir más allá y llevar a cabo una "ruptura estructural".

"El cambio en el sector de las auditorías va con mucho retraso", ha señalado Rachel Reeves, presidenta del Comité de Empresa, Energía y Estrategia Industrial, señalando que "el dominio de las 'Big Four' ha fomentado un mercado precario que excluye a los competidores y ofrece auditorías en las que los inversores y el público no pueden confiar".

En este sentido, el informe de la comisión parlamentaria concluye que la separación económica de los negocios de auditoría y el resto de actividades "es altamente deseable", añadiendo que, de acuerdo con la CMA, las objeciones a la completa separación "son exageradas", mientras que esta separación legal ofrece beneficios en múltiples frentes como la independencia y calidad, así como una mayor transparencia, confianza y, en cierta medida, capacidad de elección.

"Los beneficios de la separación son grandes y, a nuestro juicio, vale la pena incurrir en costos significativos", apostilla el informe, que también denuncia la opacidad de los precios de las auditorías, recomendando establecer la obligación de informar de las tarifas por hora, así como de las horas de auditoría.

"Para las grandes firmas, las auditorías parecen demasiado a menudo el camino para ordeñar la vaca del negocio de consultoría", ha añadido la presidenta de la comisión parlamentaria al denunciar los conflictos de intereses en la relación con los clientes, que afectan al escepticismo profesional necesario a la hora de realizar auditorías.

PONER COTO A LOS INTERESES CREADOS.

"El cambio es necesario para inversores, trabajadores y el público (...) Puede que a las 'Big Four' no les guste, que busquen socavar la necesidad de reformas, pero no debe permitirse que los intereses creados se interpongan en el camino de un cambio positivo", ha añadido Reeves. "No debemos esperar al próximo colapso de una empresa", ha apostillado.

El pasado mes de diciembre, la CMA presentó una propuesta de reforma para mejorar la competencia dentro del sector de las auditorías tras haber identificado varios factores por los cuales la "calidad" de las auditorías en Reino Unido está "cayendo".

Entre esos motivos se encuentra el hecho de que las compañías elijan a sus propios auditores, que la capacidad de elección esté muy limitada (las 'Big Four' acumulan el 97% de las auditorías de grandes empresas) y que el 75% de los ingresos de las firmas de servicios profesionales procedan de servicios de consultoría.

Por este motivo, los reguladores británicos propusieron separar los negocios de auditoría y consultoría, de forma que los auditores se centren exclusivamente en auditar y no en otra tarea.

Dado que esto sería "extremadamente complejo" para las empresas, la CMA planteó como "solución inmediata" separar dichos negocios en divisiones separadas, con diferentes responsables, cuentas y sistemas de remuneración.

En segundo lugar, los reguladores plantearon que las grandes empresas de Reino Unido no deberían poder elegir a sus auditores en solitario y este proceso de selección tendría que ir asociado a un análisis que garantizase a la CMA que los auditores seleccionados son lo "suficientemente independientes".

Asimismo, el regulador planteó que las auditorías de las empresas listadas en el FTSE 350, el selectivo de la Bolsa de Londres que indexa a las 350 mayores empresas británicas, tendrían que ser realizadas por dos firmas diferentes. Además una de ellas debería ser ajena a las 'Big Four'.

Leer más acerca de: