Economía.- El Banco de España prevé que los productos básicos sigan a precios altos a medio plazo, sobre todo la energía

Actualizado: viernes, 4 julio 2008 14:01

Pide a las autoridades monetarias que mantengan sus objetivos de inflación y de la estabilidad de precios pese a las "presiones"


MADRID, 4 Jul. (EUROPA PRESS) -

El Banco de España prevé que los precios de algunos productos básicos persistan en niveles elevados a medio plazo, persistencia que "probablemente será mayor" en el caso de la energía que en el de los alimentos, por las mayores limitaciones a la expansión de la oferta.

En su boletín económico del mes de junio, la institución gobernada por Miguel Ángel Fernández Ordóñez destaca que desde 2002 hasta abril de 2008 los precios de los productos primarios se han encarecido un 277% en términos nominales y un 214% en términos reales, de acuerdo con los datos manejados por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Así, explica, que frente al crecimiento moderado de los precios de los alimentos entre 2002 y 2006, desde esa fecha éstos han registrado un incremento medio anual del 23% en términos reales, superior al de los precios de los metales (19%) y próximo al de la energía (24%), tendencia que se ha intensificado en el último año, con tasas interanuales cercanas al 40% en el caso de los alimentos y del 60% para la energía.

En este sentido, el Banco de España señala que el alza "intensa, generalizada y prolongada" de los precios de las materias primas tras 20 años de tendencia descendente ha supuesto un cambio fundamental en la configuración de precios a nivel global.

En su boletín, el instituto emisor resalta el vínculo "cada vez más intenso" entre la evolución del precio de las materias primas energéticas y la de las alimenticias, impulsado por la creciente producción de biocombustibles como sustitutos de los carburantes tradicionales y por el mayor peso de la energía en el coste de explotación.

Así, tras años de relativa estabilidad, el Banco de España subraya que la inflación mundial comenzó a ascender desde finales de 2006, pasando de una tasa internanual del 2,4% a finales de dicho ejercicio a una tasa del 4,5% en marzo de 2008. El repunte ha sido mayor entre los países emergentes que entre los desarrollados. De hecho, los primeros explican, en conjunto, cerca de tres quintas partes del crecimiento global de la inflación desde finales de 2006.

Esta evolución alcista de los precios al consumo ha dado lugar a sucesivas revisiones de las previsiones de inflación para 2008 en todas las áreas geográficas, aunque, con carácter generalizado, las expectativas a medio y largo plazo sitúan la inflación bastante por debajo de los niveles actuales para diciembre de 2009.

LA CREDIBILIDAD DE LAS AUTORIDADES MONETARIAS, EN PELIGRO.

La autoridad monetaria constata además la apertura de una "brecha" entre la inflación total y la inflación subyacente a nivel global, que supera ya los dos puntos, el máximo de los últimos años. Esta brecha confirma, en su opinión, que detrás del repunte de la inflación mundial desde finales de 2006 se encuentran los alimentos y la energía.

Para el Banco de España, la existencia de este diferencial, "creciente y persistente", es "preocupante", enfrentándose la política monetaria a "numerosos desafíos", que serán mayores en el caso de las economías emergentes, donde el repunte de la inflación ha sido más elevado y la estabilidad de precios es sólo un logro reciente. Estos desafíos y retos "importantes" que deberán afrontar los países, tanto los desarrollados como los emergentes, se presentan tanto a escala global como a nivel de las autoridades nacionales.

El instituto emisor considera que la política monetaria está respondiendo de un modo "limitado" a la escalada de la inflación y entiende que ésta debería orientarse a evitar que aparezcan efectos de segunda ronda sobre precios y salarios y a mantener "ancladas" las expectativas de inflación.

En este sentido, advierte de que el repunte de la inflación puede "erosionar" la credibilidad de la autoridad monetaria, al haberse abierto también una "brecha sustancial" entre la inflación objetivo (2% en el caso del BCE) y la realmente observada. Aunque este diferencial podría estrecharse "notablemente" a medio plazo, incluso en un horizonte amplio seguiría siendo positiva en todos los países, matiza.

En este punto, y ante las propuestas que están surgiendo desde algunos países para modificar el objetivo de inflación, el Banco de España recomienda que las autoridades monetarias respeten los marcos establecidos para lograr sus metas de precios y resistan "la tentación o las presiones" para cambiar dichos objetivos, pues ello acarrearía una pérdida de credibilidad en la política monetaria y del banco central como institución.

"Es fundamental que las políticas monetarias respondan con prudencia y firmeza en todos los países, pero particularmente en las economías emergentes, evitando cambios en el marco operativo y reafirmando su autonomía y compromiso con la estabilidad de precios", afirma.

LA POLÍTICA FISCAL PUEDE AYUDAR.

Pero además de la política monetaria, el Banco de España destaca que las políticas económicas de los diferentes países pueden ayudar a limitar el impacto inflacionista del alza de los precios de las materias primas. Así, entiende que la política fiscal debería apoyar a la monetaria a la hora de moderar las presiones de inflación, adoptando un tono "contracíclico" en aquellos países donde los intercambios causan un impacto positivo sobre los recursos fiscales.

Analizando algunas de las medidas que ya se han adoptado en varios países, el Banco de España considera positivas las aplicadas para reducir los aranceles sobre importaciones o impuestos, los subsidios a los fertilizantes y a la inversión en maquinaria, y las transferencias condicionales de renta, aunque éstas últimas pueden ser discutibles en función de su instrumentación.

Entre las iniciativas que juzga que pueden tener un efecto "distorsionador" sobre el mercado, el Banco de España cita las restricciones a la exportación de ciertos productos, los controles o congelaciones de precios o los subsidios generalizados al consumo de alimentos y combustibles.