MADRID, 23 Mar. (EUROPA PRESS) -
Las empresas no financieras cerraron 2019 con un retroceso del 20,5% en su resultado, debido principalmente a los menores ingresos atípicos registrados el ejercicio pasado, según datos de la central de balances del Banco de España publicados este lunes.
El documento refleja que el resultado del ejercicio de las empresas no financieras en 2019 contrasta con el obtenido el año anterior, ya que en 2018 mejoró un 89,6%, tras el retroceso del 16,4% del año 2017. Expresado en procentaje sobre el Valor Añadido Bruto (VAB), el excedente final se situó en el 38,6%, por debajo del 44% alcanzado en 2018.
No obstante, dichas sociedades experimentaron en 2019 una subida del 10,9% en su resultado ordinario neto, por encima del avance del 9,2% de 2018 o el 5,2% de 2017.
Esta mejora se debe al aumento de los ingresos financieros, favorecido sobre todo por los mayores dividendos recibidos, junto con un nuevo descenso de los gastos financieros, impulsado por la caída de los costes de financiación, según explica el organismo supervisor.
La Central de Balances evidencia que durante 2019 se produjo una desaceleración de la actividad empresarial, por lo que aunque el valor añadido bruto (VAB) siguió aumentando -un 1,8% en términos nominales-, el incremento fue tres décimas inferior al de un año antes (2,1%).
El alza de los beneficios ordinarios se tradujo en un aumento de las rentabilidades medias de las empresas. Así, las empresas no financieras experimentaron una progresión del 7,2% en la rentabilidad ordinaria del activo (antes de impuestos) el año pasado, siete décimas por encima del crecimiento de 2018, mientras que la rentabilidad trimestral ordinaria de los recursos propios fue del 11% (9,8% en 2018).
Por otra parte, los costes de financiación continuaron su tendencia descendente, al caer dos décimas, hasta el 2%, lo que llevó a una nueva ampliación del diferencial entre la rentabilidad del activo y el coste medio de financiación.
EL EMPLEO SE DESACELERA Y CRECE UN 0,8%
En paralelo, se contrajo moderadamente la actividad comercial, lo que se reflejó en un descenso del 1,5% de la cifra de
negocios. La reducción de las ventas afectó en mayor medida a las realizadas en España, que perdieron algo de peso relativo en favor de las exportaciones.
Las compras también disminuyeron en 2019, un 2,2%, siendo este descenso más acusado en el caso de las importaciones, que pasaron de suponer un 33,1% respecto al total de las adquisiciones de 2018 a representar un 30,9% en 2019.
Ante la pérdida de dinamismo de la actividad de estas sociedades, el empleo también se desaceleró, reduciendo su tasa de crecimiento al 0,8%, seis décimas menos que un año antes. El aumento del número de trabajadores se vio impulsado principalmente por le avance de la contratación de personal fijo, que se elevó un 1,4%, mientras que el empleo temporal descendió un 1,7%.
Los gastos de personal crecieron un 2,9% el año pasado, lo que se explica por el aumento tanto de las plantillas como de las remuneraciones medias.
En 2019, el porcentaje de empresas que crearon empleo se situó en un 51,4%, ligeramente por debajo del dato del año previo (51,7%), si bien siguió siendo superior al porcentaje de compañías que destruyó empleo (33,4%).
Por rama de actividad, el crecimiento del empleo se concentró en las ramas de servicios, con incrementos de un 2% en la de comercio y hostelería, de un 0,9% en la de información y comunicaciones, y de un 0,8% en la rama que engloba al resto de las actividades. Por el contrario, el sector de la energía registró un descenso de sus plantillas medias del 1,9%, mientras que en el industrial el
empleo se redujo un 0,3%.
Por último, al cierre de 2019 la ratio que mide el nivel de endeudamiento en relación con el activo neto se situó en un 41,1%, un punto por debajo del dato del ejercicio previo.
