Lagarde (FMI) advierte de que imponer restricciones al comercio internacional sería "autolesionarse"

Publicado: miércoles, 12 abril 2017 12:14

La deuda pública de las economías avanzadas se sitúa en una media del 108% del PIB

BRUSELAS, 12 Abr. (EUROPA PRESS) -

El establecimiento de restricciones al comercio internacional supone una "autolesión" que menoscaba la actividad económica mundial e infla los precios, perjudicando particularmente a los hogares con ingresos bajos, según ha advertido la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.

"Imponer restricciones al comercio internacional representaría una autolesión que trastorna las cadenas de oferta, menoscaba el producto mundial e infla los precios de los materiales de producción y los bienes de consumo", apuntó la francesa en un acto organizado por el 'think tank' Bruegel.

En este sentido, Lagarde añadió que los hogares de bajo ingreso "son los más perjudicados" porque son los que destinan al consumo el porcentaje más alto de la renta disponible.

Asimismo, la ex ministra francesa de Economía expresó la necesidad de "más comercio internacional" como vía para promover la difusión de la innovación y para alentar a las empresas a invertir en nuevas tecnologías y en prácticas comerciales más eficientes.

Por otro lado, la directora del FMI apuntó que el apuntalamiento de la estabilidad financiera depende de la cooperación internacional y exige llevar a término la reforma de las regulaciones financieras globales.

NIVEL RÉCORD DE DEUDA PÚBLICA.

En su intervención, Lagarde ha recordado que la deuda pública de las economías avanzadas se encuentra en promedio en el 108% del PIB, su nivel más alto desde la posguerra, lo que exige "sólidos marcos de política fiscal" y una voluntad más decidida para devolver el endeudamiento a niveles seguros, especialmente en aquellas sociedades que están envejeciendo.

A este respecto, la directora del FMI advirtió de la importancia en países que se enfrentan al envejecimiento de la población de que las políticas de hoy no deberían poner en desventaja a las generaciones futuras, que tendrían que pagar por la imprudencia de la generación actual, encarnada en un medio ambiente contaminado, infraestructura dilapidada y una elevada deuda pública.